Frente a las presiones, nuevo manifiesto en favor del lobo ibérico


Manada de lobos en Asturias, captada por foto-trampeo. @CENSO NACIONAL LOBO IBÉRICO/ Angel M. Sánchez

La iniciativa del Censo Nacional Lobo Ibérico, con unas 500 firmas recogidas, avala la decisión del Gobierno de proteger la emblemática especie pese a las presiones recibidas

 

ROSA M. TRISTÁN

Casi 500 investigadores, asociaciones de conservación, políticos y particulares de todo el país han firmado un «Manifiesto por la Protección del Lobo», promovido por el proyecto científico Voluntariado Nacional para el Censo del Lobo Ibérico y Evaluación del Estado de Conservación de sus Hábitats Naturales, con sede en la Universidad de Alcalá (UAH). La iniciativa se suma a la que hace unos días presentó la ONG conservacionista WWF España, que reunió a 300 científicos con el mismo fin: contrarrestar las presiones que está recibiendo el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) para que de marcha atrás o modifique la decisión de incluir esta emblemática especie en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE), medida aprobada el pasado 4 de Febrero de 2021 en la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad. 

Desde entonces, el sector agroganadero y determinados partidos políticos han hecho bandera, a través de diferentes organizaciones, en la supuesta debacle que supone dejar de matar al Canis lupus por supuestos daños que hace al ganado,  por lo general ovejas pero también terneras, llenando las redes sociales de imágenes de hipotéticos ataques, en los que no es posible confirmar si los culpables fueron lobos o perros asilvestrados. Ayer mismo, se votó en el Congreso de los Diputados una Proposición No de Ley del PP para que pueda seguir cazándose, pero fue rechazada por mayoría de votos. Otra prueba de las presiones son declaraciones como las del ministro de Agricultura, Luis Planas, señalando que «proteger la biodiversidad no puede recaer sobre los hombros de los ganaderos«, declaraciones que contradicen la defensa de esa biodiversidad como bien común, tanto en España como en otros lugares, como la Amazonía, por otro lado muy afectada por el aumento sin control de agricultura extensiva. 

Frente a quienes aseguran que este carnívoro salvaje es «el mayor peligro para la supervivencia de la ganadería española», como se ha declarado, las  estimaciones científicas del Censo indican que en toda la Península, incluido Portugal, habría unos 1.300 lobos, en torno a un millar en España y el resto en el país vecino. Otras fuentes suben la cifra hasta 2.000 o 2.500, si bien todos reconocen que es difícil concretar y en todo caso nada indica que es una especie que pueda ser cazada.

Esta es la razón por las que el grupo de trabajo del biólogo Angel M. Sánchez, del Proyecto Voluntariado Nacional Censo de Lobo Ibérico, lanzó un Manifiesto (que aún se puede firmar) en forma de carta a la ministra Teresa Ribera, en el que se defiende su protección, que ha tenido una gran acogida y es complementario del que promovió WWF: «Este es un proyecto de ciencia ciudadana y queríamos que la sociedad también se manifestase. Al final, muchas organizaciones se han sumado, como el Instituto Jane Goodall, FAPAS, grupos de Ecologistas en Acción, Lobo Marley y un largo etcétera. Ya lo hemos enviado a la ministra y a Hugo Morán (Secretario de Estado de Medio Ambiente)… Queremos que en temas de conservación los que decidan sean los científicos y los políticos; si incluyes a agricultores y cazadores, mal asunto. Ya tenemos un modelo ganadero insostenible. En Ávila, donde hay mucha ganadería extensiva, no se ven corzos, ni ciervos, ni jabalíes y los ríos están contaminados. Los ungulados silvestres son fundamentales para el hábitat del lobo. Lo que hay que hacer es reconstruir sus ecosistemas», afirma Ángel M. Sánchez.

Precisamente, el manifiesto va en esa línea: «El conjunto de las organizaciones y personas firmantes agradecen al Ministerio de Transición Ecológica su apuesta firme y decidida por la recuperación de nuestros ecosistemas y la conservación de nuestra biodiversidad al conceder, a una especie emblemática y esencial de la fauna ibérica, como es el lobo, el respeto y la protección legal que sin duda merece. Confiando en que el futuro plan del lobo potencie las buenas prácticas ganaderas, descarte el control letal y se base principalmente en la conservación científica de la especie en cuanto a su indispensable papel, como súper- depredador apical, en los ecosistemas ibéricos».

Volviendo a los números, el último censo oficial de la especie de 2014 habla de 297 manadas; como se señalaba, los especialistas coinciden es que es muy complejo tener una cifra, aunque hay estimaciones. Un trabajo de campo publicado en la revista WildLife Biology, en 2020, por científicos del CSIC y otras instituciones, indica que son grupos  de unos cuatro ejemplares en invierno y una media de 6,8 en verano, incluyendo subadultos. Lo hicieron con datos recogidos en 64 localizaciones (sumadas áreas de ambas temporadas). «Si se cuentan en verano parecen más, pero en invierno muchos cachorros mueren. Hay que hacer estudios de al menos cinco años. Hay manadas que desaparecen y resurgen años después. Como media, en toda Europa, las manadas de entre tres y cinco ejemplares, menos en zona mal conservadas y más al norte del Duero. En zonas poco estables no se reproducen todos los años. Y en España, el lobo tiene cero capacidad de dispersión porque no ‘reclutan’ jóvenes. Por ello no los hay ni en Andalucía ni en Extremadura y desaparece en Salamanca, Soria, La Rioja o Euscaki. Además, la protección es imprescindible porque hay poco flujo genético desde Pirineos, así que casi todos están emparentados. Deberían abrirse corredores ecológicos para que venga genética centroeuropea. «, señala el científico de la Universidad de Alcalá de Henares. 

Coincidiendo con el envío de este manifiesto, Ecologistas en Acción lanzaba ayer una batería de medidas que consideran que pueden permitir la coexistencia entre el lobo y la ganadería extensiva, unas acciones que, indican, es fruto de su experiencia con la campaña «Vivir con lobos», en la que colaboran 50 ganaderos y ganaderas de zonas loberas. La primera de ellas es implantar ayudas públicas que faciliten la convivencia entre ganado y lobos, subvenciones para comprar y mantener mastines, que deben ser reconocidos como animales de trabajo, para hacer cerramientos con pastores eléctricos y otros sistemas y para contratar pastores. También aboga por agilizar el asunto de las indemnizaciones por daños, penalizando a los ganaderos que cometan fraude, informar de la posible llegada del lobo antes de que esté para poder prepararse y promover normativas que favorezcan el comercio de ganadería extensiva frente a la de las macro-granjas intensivas, así como dar valor social entre los consumidores a los productos que vienen de zonas con lobos. La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), los lobos matan anualmente «más de 15.000″ cabezas de ganado en España», una cifra de la que no presentan prueba alguna y que resulta inverosímil para los lobos que hay.

En todo caso, la Ley propuesta por el Gobierno deja abiertas para el futuro la posibilidad de «algunas acciones de control de la especie» en determinadas condiciones, es decir, en zonas donde se certifiquen daños. La cuestión, señalan los expertos, es determinar el origen de esos daños y si esos daños compensan o no la gran función ecológica que realizan los lobos en la naturaleza.  A nivel mundial, el 62% de las poblaciones de fauna salvaje desaparecen, como certificaba recientemente una invstigación en Nature

Queda pendiente el debate sobre si es sostenible el modelo de mercado y nivel de consumo de carne actual, ya sea producida de forma intensiva en macro-granjas o de forma extensiva, ocupando grandes espacios. Sobre todo si, finalmente, esa carne acaba vendiéndose fuera de nuestras fronteras : en la UE y también en Marruecos, los Emiratos Árabes, Vietnam o Hong Kong, con el coste en agua, tierra, contaminación y daños a la biodiversidad en nuestro territorio que conlleva. Como colofón otro dato: el 21,4% de la carne de vaca española sale de nuestras fronteras mientras por otro lado de importa de Argentina o Brasil… ¿Nos quedamos con un planeta de vacas, cerdos y pollos y nada más?