Un Starmus Festival «marciano», marcado por la crisis climática en la Tierra


ROSA M. TRISTÁN

Entrega de la Medalla Stephen Hawking de las artes a Brian May

Cuando el músico Rick Wakeman, que marcó la historia de la música con el grupo Yes, anunció la concesión de la Medalla Stephen Hawking de las Artes a Brian May, guitarrista de Queen, el auditorio del Sport and Concert Center en Yerevan (Armenia) explotó en aplausos mientras el músico subía al escenario. Poco después, fueron premiadas la primatóloga Jane Goodall, que se llevó la medalla a la  trayectoria científica -no pudo estar presente pero si envió un vídeo-, la escritora americana Diana Ackerman y la NASA TV, en la categoría de cine. La entrega de estos galardones era uno de los momentos más esperados de un evento que, hasta el día 10, ha logrado reunir en la ciudad a un espectacular grupo de científicos, entre ellos casi una decena de premios Nobel, astronautas y músicos. Es la sexta edición del Starmus Festival, nacido en España y ahora repetido por todo el mundo.

El festival, que este año se dedica a conmemorar los 50 años del envío de una primera nave a Marte, en realidad ha comenzado con el foco más puesto en la Tierra que en otros planetas. Prácticamente todos los participantes, hasta el momento de esta crónica, han hecho referencia a la situación a la que los seres humanos estamos llevando a nuestra ‘casa’ debido al cambio climático que hemos provocado con nuestra actividad en el último siglo. Con diferentes enfoques, desde microbiólogos a físicos, pasando por climatólogos y artistas, tienen muy presente la urgencia que tenemos en actuar para solucionar este problema.

Para empezar, el propio Brian May, gran apoyo del astrofísico Garik Israelian para la organización  del Starmus Festival desde 2011. “El mundo camina en la dirección equivocada y debemos llamar la atención sobre ello porque estamos dejando un terrible impacto y si dejáramos de pensar tanto en nosotros y pensáramos en la humanidad tendríamos un mundo mucho mejor”,  declaraba en una rueda de prensa.

En la misma línea han intervenido los primeros científicos que se han podido escuchar en unas sesiones a las que están acudiendo miles de personas, muchas de ellas jóvenes, que no han querido perderse la ocasión de ver a sus ídolos musicales y acercarse a escuchar a astronautas como Charlie Duke, de la misiones Apolo a la Luna, Chris Hadfiel , que fue comandante de la Estación Espacial Internacional, o Garrett Reisman, que viajó en tres transbordadores distintos (el Discovery, el Atlantis y el Endeavour) y ahora se ha unido a la compañía privada de Elon Musk, SpaceX, y ya sueña con millones de humanos viajando por el espacio.

Uno de los más incisivos respecto a la crisis climática ha sido el científico y divulgador británico Chris Rapley, que fue responsable del Programa Antártico Británico durante nueve años y presidente del comité científico antártico SCAR. Rapley  recordaba a la audiencia los riesgos a los que nos enfrentamos en la Tierra porque, señalaba, “el cerebro humano es muy complejo pero ha evolucionado para vivir el instante y eso es una barrera que debemos romper, pues tenemos la creatividad suficiente como para poner en marcha soluciones”. “Estamos atascados y los medios de comunicación tienen que hacer más para ayudar a salir de ese atasco”, señalaba en una declaraciones antes de su conferencia.

También la microbióloga y Nobel francesa Emmanuelle Chanpertier, Nobel de Química en 2020, se ha referido al reto que suponen las bacterias en un mundo que se calienta y en el que, por un lado, pueden surgir nuevas infecciones y, por otro, hay que adaptarse. En este sentido, explicó cómo el mecanismo que descubrió para editar genomas de seres vivos –lo hizo con una bacteria, pero es extrapolable a otros organismos- puede ayudar, acelerando un proceso que ya se da en la naturaleza, a adaptarse a un planeta con unas condiciones climáticas distintas, que es a lo que nos enfrentamos.

Y aunque la primatóloga Jane Goodall no ha podido estar en Yerevan, si que envió un emotivo mensaje en el que, además de agradecer la medalla, hizo hincapié en la importancia de recordar que no estamos solos en la Tierra, sino que nos acompañan otras especies a las que debemos proteger, algo que no estamos haciendo.

La exploración astronómica, como no puede ser menos, es otro eje fundamental del encuentro. Como me contaba  la astrofísica y directora del Centro Carl Sagan Lisa Kaltenegger, “conocer otros mundos nos ayuda también a conocer el nuestro, sobre todo, a saber cómo va a evolucionar la Tierra en el futuro” . Poco después o se anunciaba a nivel internacional que había sido encontrado otro exoplaneta –ya van más de 5.000 desde que Michel Mayor y Didier Queroz encontraron el primero-, en cuya búsqueda ha participado Kaltenegger, un astro que está en una lejana estrella a unos 100 años luz  -bautizado como Speeculoos 2- y que podría tener respuestas que nos ayuden a saber cómo una ‘ Tierra’ se va convirtiendo en un planeta ‘Venus’ . Por cierto, Mayor también está en Yerevan.

Imposible no mencionar que todo ello tiene lugar entre conciertos de música en los que miles de personas disfrutan de actuaciones de Brian May, Rick Wakeman, el armenio Trigran Hamasian o el grupo Sons of Apollo con el guitarrista Ron «Bumblefoot” (en el pasado en Gun’s and Roses).

El fundador y promotor del Starmus, sin embargo, destacaba de todo el programa las actividades paralelas que se desarrollan en las universidades armenias y en las calles de la capital . “Esta es la gran novedad del Starmus en Armenia, un país al que hace tiempo soñaba con traer el festival  y gracias al apoyo oficial conseguido ha sido posible. Que más de 100.000 personas, al final, participen en alguna parte del programa de Starmus va a ser un gran éxito que nos anima a seguir ya preparando nuevas ediciones”, nos comentaba.

Vuelve Starmus Festival: de Armenia a Marte en un viaje ‘cósmico’ irrepetible


ROSA M. TRISTÁN
Cuando el otro día veía en una televisión un especial sobre las misiones Apollo de la NASA y la épica del primer viaje a la Luna, recordé aquella ocasión en la que subí con Neil Armstrong en el ascensor. Ocurrió en el primer Starmus Festival, en Canarias, en el que el gran estreno de un evento que ya ha hecho historia –al poco tiempo Armstrong murió- y que este año se repite, tras el parón de la pandemia, y viaja hasta Armenia, cuna de una de las civilizaciones humanas más antiguas del mundo. Hasta allí irán premios Nobel, astronautas y cosmonautas, directivos de agencias espaciales, expertos en cosmonáutica, innovadores de la tecnología y artistas que podrán música e imágenes a unas conferencias que abordarán un tema tan apasionante como es la conquista de Marte.


“Este año lo dedicamos a Marte porque se han cumplido 50 años de la llegada del primer artefacto humano a ese planeta”, explica su director y fundador, el astrofísico Garik Israelian, armenio asentado en España desde hace décadas. En total, en esta ocasión estarán en Yerevan, la capital, entre el 5 y el 10 de septiembre, ocho premios Nobel (Kip Thorne, Michel Mayor, Emmanuel Chapentier…) , astronautas como Charlie Duke, Yuri Baturin o Jim Bagian, científicas como Maureen Raymon (directora del Lamont-Doherty Earth Observatory en Columbia y una autoridad en la ciencia que estudia el pasado climático de nuestro planeta) o la astrónoma Ewine Fleur van Dishoeck, que dirige la Unión Astronómica Internacional y Premio Albert Einstein en 2015.

Con el Nobel Michel Mayor y Francois, su esposa.

Pero antes de seguir con este intenso programa científico de impacto mundial, como los anteriores, conviene recordar el origen del Starmus Festival. Nació de la iniciativa de Israelian, astrofísico en el Instituto de Astrofísica de Canarias, que tiene en su haber importante reconocimiento internacional y muy buenos contactos, allá por el año 2011. Quería, me contaba entonces, organizar un evento que animara a los jóvenes a interesarse por la ciencia, y más concretamente con la que tiene que ver con el Cosmos, tanto en su faceta más astronómica como aeroespacial. Su idea era reunir a los mejores investigadores del mundo y acompañarlos de grandes músicos, bandas que atrajeran a esa juventud que veía alejarse de la investigación. Además, quería sumar a la ecuación a grandes divulgadores científicos, personas que ya sea con su pluma, su cine, sus libros o sus programas en medios debían ser reconocidos en Starmus.


Muchos son los altibajos que Garik Israelian ha tenido en el camino. Para empezar, la búsqueda de financiación para que el festival no perdiera nivel. España “no es país para ciencia”, por más que se insista en ello y aquí las autoridades no se lo pusieron nada fácil. Pero lo superó viajando a otros países . Logró implicar al famoso Stephen Hawking –muy ilusionado con la creación de la Medalla Hawking que concede Starmus al mejor divulgador o divulgadora – y pese a sus dificultades físicas, no dudo en viajar hasta Canarias en varias ocasiones para participar activamente. “Disfruté mucho del festival. Es una combinación de ciencia y música rock, las cuales me encantan. Espero que haya un STARMUS el próximo año, y me invites. En un mundo acosado por tantos problemas terribles y tan falto de soluciones, STARMUS ofrece un rayo de esperanza. Starmus confirma su posición como una cámara de debate única para el futuro de la raza humana”, dijo el físico en la primera ocasión.


Como ya señalaba, no lo pudo hacer Neil Amrstrong, pero si volvió a repetir Buzz Aldrin en 2019, y también el no menos mítico cosmonauta ruso Alexei Leonov –que fue un habitual hasta su fallecimiento-, el biólogo Richard Dawkins, la cosmonauta Valentina Tereshkova… y así hasta un sinfín de grandes científicos y científicas de renombre mundial, entre ellos 25 ganadores del premio Nobel, algunos de los cuales están de nuevo en el programa este 2022.


La Medalla Hawking para la Comunicación Científica, que con tanta ilusión crearon el propio Stephen Hawking, Alexei Leonov y la estrella de rock y astrofísico Brian May, de Queen, cada año tiene más prestigio. Ya la han conseguido Elon Musk, Jean-Michel Jarre, Neil deGrasse Tyson, Hans Zimmer y el documental The Particle Fever. ¿Quién será este año?


En este Starmur VI, volveremos a disfrutar con el Nobel Michel Mayor (ya me ha escrito para confirmarme que nos veremos, algo que no ocurre desde 2017, antes de que fuera Nobel, en 2019), con la astrofísica Jill Tarter y con Jean-Jacques Dordain, ex director general de la Agencia Espacial Europea – siempre sorprenden en sus conferencias- pero también con nuevas incorporaciones, como es el caso del ex administrador de la NASA Charles Bolden, bajo cuyo mandato se lanzó el Curiosity rover a Marte (2012), Tony Fadell, uno de los creadores del Iphone, o el científico chino Ju Wi, presidente de la Chinese Society of Space Research. En definitiva, será una ocasión única para conocer el estado de la investigación astronómica y la ‘conquista’ del espacio exterior, entendida como un conocimiento que nos sitúa en el diminuto lugar que nos corresponde. La ocasión de estar cerca de seres humanos que nos han enriquecido a todos con su curiosidad infinita.


Y luego está la parte cultural. Este año, no podrá asistir Brian May, que se encuenta en gira mundial con el nuevo Queen, pero si artistas de la talla de Rick Wakeman, el rockero Jeff Scot Soto, el actor David Zambuka (ya estuvo en Starmus III, dejando perplejo al mismo Hawking) o el guitarrista William Sheehan. Por supuesto, habrá espacio para grandes artistas de la rica cultura armenia e incluso está previsto un concierto de la Orquesta Sinfónica del país.


“Estoy feliz de que finalmente el festival Starmus llegue a Armenia, un país que sigue siendo un gran desconocido pese a la tremenda riqueza cultural que tiene. Es una buena oportunidad para atraer turistas con una agenda científica y posicionarlo en el mapa mundial como país de ciencia y de cultura. Debemos hacer todo lo posible para lograr este objetivo”, anima Garik Israelian a quienes estén interesados en la asistencia.
La entradas se pueden adquirir ya están a la venta en su WEB: https://www.starmus.com/

De Armenia a Marte, un viaje para 2021 con Starmus


ROSA M. TRISTÁN

Cuando el festival Starmus nació en Canarias en 2011, su promotor, el astrónomo Garik Israelian, no imaginaba que se convertiría en un evento de fama mundial y vocación itinerante. Diez años después, la próxima parada de Starmus, nacido para aunar ciencia y cultura, será Armenia, lugar de origen de su fundador y punto de partida de un viaje que nos trasladará a los misterios y los retos que supone para la Humanidad conocer nuestro planeta vecino: Marte. La exploración de ese mundo, situado a 54 millones de kilómetros de la Tierra, cuando se encuentra más cerca, forma del imaginario humano desde que Galileo Galilei lo descubriera allá por 1610 con su rudimentario telescopio y ahora más que nunca parece estar de moda.

El Starmus VI Festival fue anunciado oficialmente hace escasos días, con pocas horas de diferencia del lanzamiento de la nave espacial china ‘Tianwen-1’ hacia el planeta rojo. Llegará en febrero de 2021 si nada falla antes.  Mientras la sonda, con un orbitador, un módulo de aterrizaje y un rover, iniciaba su aventura, a miles de kilómetros se presentaba lo que pretende ser un homenaje a quienes desde hace cinco décadas han puesto su mirada en ese mundo gélido y árido. La primera misión desde la Tierra que tocó su superficie sin estrellarse fue la Mars 3 de la URSS, en 1971, que nos envió los primeros datos e imágenes desde tan inhóspito lugar que soñabamos lleno de ‘hombrecillos verdes’. Apenas dos semanas antes, en plena carrera espacial, alentada por la Guerra Fría, se había lanzado la misión Mariner 9 de la NASA (Estados Unidos), que se convertiría en el primer satélite marciano. En realidad, desde entonces sólo 26 de las 56 misiones enviadas a Marte han sido un éxito, entre ellas las cuatro americanas que llevaban rovers a bordo (Sojourner, Spirit, Opportunity y Curiosity).

“Estoy muy contento de que el próximo año Starmus se celebre en Yerevan, gracias al total apoyo de las autoridades de mi país, muy comprometidas para que sea un éxito y dedicarlo a los 50 años de exploración de Marte será un imán para quienes quieren mirar más allá de la Tierra”, explica Israelian, que ya está en marcha para ofrecer muchas sorpresas entre el 6 y el 11 de septiembre del próximo año. Para entonces, si se cumplen las previsiones, se da por seguro que las vacunas contra la COVID-19 nos habrán alejado la amenaza de la pandemia con la que el mundo brega desde comienzos de este año y viajar a Marte, con escala en Armenia, será una oportunidad de acercarnos a ese mundo.

Entre los que ya han confirmado su asistencia al próximo Starmus VI están varios premios Nobel, como el noruego Edvard Moser (quien descubrió con May Britt Moser las células que componen el sistema de posicionamiento en el cerebro humano) y el  astrónomo suizo Michel Mayor, que reveló que en el Cosmos había planetas más allá de nuestro Sistema Solar. Además, están convocados muchos de los que más saben de este planeta, de cómo se podría vivir allí, de las misiones pasadas y de las que están en marcha. Y es que, además de la nave China, el pasado 20 de Julio despegó hacia la atmósfera marciana la misión Hope Mars de los Emiratos Árabes Unidos y este 30 de Julio ha salido la misión Mars 2020 de la NASA, en la que participan varios proyectos punteros españoles destinados a encontrar vestigios de vida marciana, si la hubo. De todo ello se hablará en Armenia, y de otros proyectos tan ambiciosos como el de SpaceX, que trabaja ya en preparar una misión tripulada a este planeta rojizo. Es más, como las tres misiones llegarán a su destino en febrero de 2021, para septiembre es más que posible que ya nos cuenten novedades de todas ellas.

Y no sólo habrá mucho debate científico, sino que investigadores de las más diversas áreas del conocimiento compartirán espacio con músicos como Brian May, del grupo Queen, astronautas como Charles Duke, que viajó en el Apollo 16 y se paseó por la Luna, creadores como el padre del iPod y fundador de NEST, Tone Fadell.  El resto de ponentes, artistas y músicos invitados los dará a conocer el Consejo Consultor de Starmus en los próximos meses. 

La invitación para su celebración en Armenia surgió el pasado año durante el Starmus V, celebrado en Zürich. Fue realizada por el propio presidente del país, Armen Sarkissian, y de hecho la organización será bajo su Alto Patronazgo, con el apoyo del Ministerio Educación, Ciencia, Cultura y Deporte y del Ministerio de Altas Tecnologías armenios.

Para terminar, la autora con Alexei Leonov. Fue  la segunda foto con él. Y la última..

Haciendo historia, conviene recordar que Starmus Festival nació en Tenerife (Canarias), con la intención de convertirse en un evento español de referencia científica y cultural mundial. Lo segundo lo consiguió, y logró hitos como que Neil Armstrong, Alexei Leonov  o Stephen Hawking (hoy los tres fallecidos) visitaran nuestro país, en el caso del último logrando ilusionar tanto al famoso astrofísico que pasó a formar parte de su comité. Hoy la Medalla Hawking a la divulgación científica recuerda ese compromiso. Pero Israelian no consiguió lo primero, que Starmus se quedara en España, ante una falta de apoyo institucional y empresarial a nivel nacional y autonómico que dice mucho de lo que se ha valorado la divulgación de la ciencia en este país. Finalmente, después de tres festivales canarios, y ante las invitaciones para llevarlo a otros países, Israelian y su equipo optaron por celebrarlo en 2017 en Noruega, en concreto a Trondheim, donde contó con la presencia de los príncipes herederos y las autoridades del país. Sirva de prueba del compromiso con el festival.

El último Starmus V tampoco regresó a España. Fue en 2019 y conmemoraba un momento único en la historia de la Humanidad: los 50 años de la llegada a la Luna.  Se convocó en Zürich (Suiza), ciudad donde logró reunir a casi todos los astronautas vivos que participaron en las misiones Apollo de la NASA. Ahora, el siguiente será en Armenia… y surge la pregunta inevitable: ¿Regresará algún día al país que lo vio nacer? De momento, todo indica que mucho tiene que cambiar el panorama.

Respecto a la Medalla de Hawking, recordar que ya ha sido recibida por Elon Musk, Jean-Michel Jarre, Neil deGrasse Tyson, Brian Eno, Hans Zimmer y el documental Loco por las partículas (The Particle Fever), dirigido por Mark Levinson.

Os animo a seguir de cerca las futuras incorporaciones a un plantel que, sin duda, de nuevo será estelar y muy marciano.

Europa camino de Mercurio: el planeta misterioso


@ESA/ATG medialab; Mercury: NASA/JPL

ROSA M. TRISTÁN

Viajara a Mercurio, el planeta más pequeño de nuestro Sistema Solar, el más caliente y de gélidas noches  (más de 450ºC de día y -180ºC de noche), el astro que sufrió auténticos bombardeos de meteoritos y donde es posible ver amaneceres dobles. Ese es el objetivo de la misión BepiColombo que la Agencia Espacial Europea (ESA) y la japonesa (JAXA) inician este mes de octubre en la Guayana Francesa con el lanzamiento de unas naves espaciales que quiere conseguir respuestas donde ahora hay preguntas. «Es la misión más compleja a nivel científico de la ESA, con 83 empresas participando de 12 países, incluida España», explicaba hace unos días en la sede de la ESAC Mauro Casale, responsable del segmento de tierra de BepiColombo.

f=»http://rosamtristan.com/?attachment_id=5203″ rel=»attachment wp-att-5203″> El Mercury Magnetospheric Orbiter (MMO) @ESA-JAXA[/capt

La complejidad es lógica si se tiene en cuenta que el artefacto deberá viajar durante siete años y dos meses (llegará el 5 de diciembre de 2025) para llegar a su destino con dos orbitadores diferentes abordo del módulo de transferencia, vamos su vehículo: el MPO (Orbitador Planetario de Mercurio, de la ESA) y el MMO (Orbitador Magnetosférico de Mercurio, de Japón). Su objetivo es recoger datos durante todo un año (quizás prorrogable otro más). Si el MPO europeo observará el planeta desde su órbita para recabar datos de su  composición, su topografía y la morfología de su superficie y su interior, el MMO nipón (más alejado) se centrará en el estudio del entorno del planeta y su magnetosfera. Será la primera vez que dos orbitadores realicen observaciones coordinadas y simultáneas desde puntos diferentes, pero para ello deberán dar un rodeo de 9.000 millones de kilómetros hasta situarse en las órbitas adecuadas del pequeño Mercurio.

¿Y por qué ese interés en el astro abrasador, apenas a 58 millones de kilómetros de nuestra estrella? Pues porque, como explicaba Casale, las dos misiones anteriores a este planeta (Mariner en los años 70 y Messenguer entre 2011 y 2015, ambas de la NASA) han generado más preguntas que respuestas. Tampoco se acercaron tanto: Messenger estaba a 15.000 kilómetros de la superficie pero BepiColombo estará a 1.500 y hará órbitas cada dos horas, pasando todos los días por los polos. «Tenemos muchas dudas sobre su pasado: si se formó más alejado del Sol, donde está Marte, y luego se acercó; o cuestiones por resolver sobre la Teoría General de la Relatividad de Einstein (que igual no cuadra con sus órbitas). Es el planeta más desconocido de nuestro sistema», señalaba el científico para justificar la importancia de una misión que costará 1.430 millones a la ESA y JAXA.

En total, los dos orbitadores  llevan a bordo 11 instrumentos científicos, entre los que hay tres cámaras para captar imágenes, espectómetros de infrarrojos, altímetros láser, un acelerómetro, detectores de partículas de polvo solar… «Messenger nos dijo que hay hielo y quizás materia orgánica en su Polo Norte. Hay que confirmar si ese hielo es de agua y si su origen está en las cometas. También queremos aclarar por qué su campo magnético es asimétrico en 400 kilómetros y si se movió o no o si su núcleo es más grande que en otros «, explicaba también Santa Martínez, coordinadora del procesamiento científico en la ESAC.

La función de la ESAC en España será fundamental para su seguimiento, pues es aquí donde se situará el centro de operaciones científicas, se programarán esas acciones y se procesarán datos recogidos antes de distribuirse a la comunidad científica. De hecho, BepiColombo no será una sonda durmiente hasta que llegue, sino que mientras viaje hacia Mercurio, y gracias a grandes paneles solares (sólo el que utilizará cuando llegue no se orientará de forma que no sufra desgaste), estará activo y cada seis meses se chequearán desde la Tierra sus instrumentos, a la vez que se reciben datos de su paso por la Luna, por Venus…

Habrá que espera al 5 de diciembre de 2015 para comprobar si el plan funciona. Entonces, se separa primero el orbitador japonés y entrará en su órbita y luego el módulo europeo, que como orbitará cerca de la superficie ‘mercuriana’ ha tenido que diseñarse con nuevos materiales especiales capaces de soportar 450ºC . «Sólo el 15% de la tecnología de BepiColombo es previa, el resto es toda novedosa», señalaban los expertos de la ESA.

 

 

Satélite PAZ: un «espía» para vigilar las fronteras desde el espacio


ROSA M. TRISTÁN

Tres, dos, uno, cero…. Y un gran aplauso ha resonado en la sala del Centro de Astrobiología (CAB), donde se ha seguido ‘on line’ del lanzamiento en California del primer satélite 100% español, el satélite PAZ, cuyo radar está destinado fundamentalmente al Ministerio de Defensa. Diez años después de que comenzara su construcción y cuatro desde que se planificara su primer lanzamiento, ha llegado al espacio para ‘vigilar’, desde su órbita polar, lo que acontece en las fronteras y en los mares que nos rodean, pero también, según señalan sus propietarios, para enviar información de utilidad ambiental, en caso de catástrofe natural o sobre infraestructuras de los territorios que sobrevolará 15 veces al día a 514 kilómetros de altura, cubriendo una superficie de 300.000 kms cuadrados. Como de momento no hay a la vista ninguna posible invasión, entiendo que esa vigilancia se centrará sobre todo en los inmigrantes, refugiados de las guerras, desplazados por el hambre que llegan hasta los límites de nuestro territorio nacional.

Sorprende el espectacular seguimiento que ha tenido el evento. Más de 170.000 personas han seguido, vía ‘streming’ su salida desde la base norteamericana de Vanderguer. Exactamente, eran las 15.17 horas y el público no dejaba de crecer por miles. Era, de hecho, el cuarto intento en los últimos días de lanzarlo en el Falcon 9 de la compañía norteamericana Space X, que lo ha llevado abordo junto a otros dos satélites de su propiedad. Ayer miércoles, en los últimos minutos, finalmente tuvo que ser aplazado por fuertes ráfagas de viento, una noticia que cayó como un jarro de agua fría entre el público que había asistido al CAB para seguir desde allí el evento. Entre los asistentes se encontraba la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, y un buen número de altos cargos militares.

Y es el satélite PAZ, que ha costado 160 millones de euros y que se considera sobre todo un ‘satélite espía’, ha tenido un recorrido azaroso desde que en 2007, con el socialista José Antonio Alonso de ministro, se diera luz verde a su construcción, que comenzó al año siguiente. En realidad, es uno de los dos satélites encuadrados dentro del Programa Nacional de Observación de la Tierra (PNOT), del que también forma parte el Ingenio, con un lanzamiento previsto para finales de 2019, en principio. Aquellos eran tiempos de las ‘vacas gordas’ y para ello se presupuestaron 346 millones de euros.

Dolores de Copedal, en el Centro de Astrobiología, el miércoles, en el lanzamiento frustrado del satélite. @ROSATRISTAN

Hisdesat, cuyo capital es en un 30% del Ministerio de Defensa, es la propietaria y operadora del satélite y por tanto fue quien encargó su construcción a Airbus en 2008, si bien han participado un total de 15 empresas y tres universidades españolas. Si, es el primer satélite 100% tecnología nacional, un hito para la investigación espacial española.

Su primera presentación en sociedad, con Carme Chacón al frente, tuvo lugar en 2011. Fue entonces cuando se anunció su lanzamiento para 2014 desde la base ruso-ucraniana de Bailkonur, a bordo de un cohete DNPER de Kosmotras. Sin embargo, el conflicto entre ambos países (Rusia y Ucrania) que estalló en 2013 dio al traste con este plan, según los responsables de Hisdesat, que ya habían pagado unos 15 millones de euros. La empresa rusa Kosmotras, sin embargo, señala que el retraso fue culpa de España, así que el caso llegó al Tribunal de Arbitraje de Paris, donde podría resolverse al final de mes. De momento, de los 15 millones no hay noticias.  “Es normal que intenten responsabilizar a otro para quedarse el dinero”, señalan fuentes de Hisdesat.

Todo ello llevó a que el satélite PAZ estuviera ‘aparcado’ en las instalaciones de EADS/CASA ESPACIO varios años, hasta que finalmente a finales del 2017 se anunció que sería puesto en órbita con Space X a comienzos de 2018, desde California en un Falcon 9 de los que la compañía norteamericana ‘recicla’ en parte y con otros dos satélites para que saliera más económico. Aunque no se ha dicho cuánto ha costado el lanzamiento finalmente, y se asegura que no se ha aumentado el presupuesto de los 160 millones, lo cierto es que el coste de Space X ronda los 20 millones por lanzamiento. Por lo visto Space X no deja decirlo, aunque sea dinero público lo que se gasta.

Simulacion El satelite espia Paz el primer satelite espia espanol HISDESAT

Miguel Angel Serrano, director de operaciones de Hisdesat, es decir, el responsable de que se mantenga en su órbita y envíe unas 100 imágenes diarias al centro de control en el INTA (Torrejón de Ardoz), asegura que pese a estos retrasos, 10 años desde que comenzó su construcción y cuatro de su primer lanzamiento, el satélite no está obsoleto. “Afortunadamente se diseñó con tecnología muy puntera y en estos años se ha mantenido y han ido mejorado prestaciones que puede tener. Se han desarrollado dos modos de imágenes, que se le incorporarán una vez esté en el espacio y permitirán que alcance una precisión de hasta 25 centímetros y en mucho más terreno”, declaraba. En 2014 se hablaba de una precisión de su radar de un metro. Asimismo, y aunque su vida útil está prevista que sea de siete años, que es para los que tiene combustible, en Hisdesat confían en que se mantenga activo mucho tiempo más, al igual que sus gemelos alemanes, TerraSAR y TanDEMX , que ya llevan 10 años en el espacio.

Además de las prestaciones para Defensa, el satélite se espera que tenga un importante papel para ministerios como Interior (lo dicho: vigilancia de fronteras, vigilancia aduanera…), Fomento o Agricultora y Medio Ambiente, entre otras instituciones gubernamentales. Asimismo, podría proporcionar información importante en caso de catástrofes naturales, infraestructuras, vertidos contaminantes, mapeos de cultivos, etcétera. “La antena principal estará en el INTA y los clientes podrán hacer peticiones y acceder a los datos a través de una web, pero si un cliente en concreto requiere mucha información incluso podrá tener su propia antena en su sede para recibir datos del satélite”, según Serrano.

Existe la posibilidad de que en el futuro se consiga otra antena de descarga de los datos en el Ártico, quizás en el archipiélago de Svalbard, lo que permitiría tener más descargas de la información, dada la cantidad de veces al día que Paz va a pasar por allí. Pero es un acuerdo que aún no está cerrado, así que de momento tendrá que esperar a pasar por Torrejón de Ardoz.

DOSSIER SATÉLITE PAZ CON TODO SU EQUIPAMIENTO

 

La ‘resurrección’ del satélite PAZ tras 5 años ‘aparcado’


ROSA M. TRISTÁN

Ya va camino de seis años que me encargaron la realización de un exhaustivo informe sobre un satélite español, el satélite PAZ, que iba a ser la gran apuesta aeroespacial del país. Un proyecto de más 160 millones de euros. Aquel mes de septiembre de 2012 me apremiaban porque el lanzamiento iba a ser «prácticamente ya». Pero no fue. Es ahora, acabando 2017 , cuando se ha anunciado  que finalmente hay fecha para su lanzamiento: el 30 de enero de 2018. En todo este tiempo, por mis manos han pasado (debido a la obsolescencia programada) tres móviles y dos tablets, cada cual más moderno, pero el satélite PAZ sigue siendo prácticamente idéntico al diseñado en 2008. Me reconforta saber que el informe que hice no tendrá demasiados cambios si es que lo utilizan.

La autora con PAZ, en noviembre de 2017.

Para quienes les resulte nuevo el satélite PAZ, baste recordar que es un satélite de observación tanto para actividades comerciales como militares, y que está previsto que tome 100 fotografías al día a 514 kilómetros de altura en un recorrido de unos 300.000 kilómetros por jornada. Esas imágenes las enviará a diferentes estaciones de recepción  (alguna en Svalbard, Noruega), y de ahí, a sus clientes. PAZ vigilará desde arriba eventos como catástrofes naturales (terremotos, erupciones de volcanes, movimientos de tierra), pero también puede ser útil para asuntos medioambientales, la cartografía y la planificación de infraestructuras. Se dijo en su día que, además, controlaría a los barcos de pesca piratas y también a los piratas que secuestraban pesqueros españoles. Entonces eran tiempos del Alakrana, allá por 2009. Muchos más detalles técnicos e históricos los encontraréis AQUI,   el link al informe completo, porque todo lo anterior reconozco que lo he contado tantas veces que me suena a viejo, aún estando sin estrenar…

Y es que PAZ ha andado un tanto olvidado, a la espera de tiempos mejores; menos para el personal de Astrium, que lo tienen ocupando espacio en una sala limpia desde hace más de un lustro, un ‘okupa’ de tales dimensiones que cualquiera estaría deseando de perderlo de vista… Por fin, parece que el 30 de enero del año que viene se librarán de él, aunque para ello se haya tenido que recurrir a la empresa SpaceX, de EEUU, que cobra entre 50 y 90 millones de dólares por lanzamiento. En la última presentación de este satélite (he perdido la cuenta de cuántas llevo), me resultó sorprendente que no se diera el dato exacto de ese precio alegando que es un contrato confidencial. A fin de cuentas, ese dinero es público. Y lo digo porque las cifras las he encontrado en noticias sobre otros lanzamientos,   pero igual nos han hecho una rebaja.

La verdad es que es que lo sucedido con PAZ -al que una de la veces visité con Carme Chacón como ministra de Defensa- es de cuando menos sorprendente. Sobre todo porque su vida útil se estima que es de poco más de 5 años, menos de lo que lleva varado. Ya en 2007, en pleno boom del ‘nos sobra el dinero’, se anunció a bombo y platillo que este proyecto formaría parte del Programa Nacional de Observación de la Tierra (PNOT). Algunos ya entonces preguntaban que ¿para qué hacía falta?, como en esta entrevista en El País,  y que  si no sería mejor alquilar estos servicios a otros, pero el PNOT siguió adelante…

Luego empezaron los retrasos. Las últimas veces que pregunté por PAZ me comentaban que la culpa era de la crisis, que con tanto recorte no había dinero para lanzamientos espaciales. Ahora bien, resulta que ese lanzamiento ya había sido contratado a la compañía rusa International Space Company Kosmotras y se le habían adelantado ya 15 millones de euros de los 18 millones totales. Pero se pospuso, sin razones que lo expliquen más allá de los recortes, en 2013, en 2014…. Y así llegamos a 2015, cuando Vladimir Putin suspendió los lanzamientos con el cohete DNPER (precisamente el modelo elegido para poner en órbita a PAZ) porque resulta que era de origen ucraniano y Rusia estaba conflicto con ese país. España reclamó entonces su dinero a la agencia rusa y comenzó el lío: Kosmotras se negó a devolverlo aduciendo que tampoco era culpa suya este retraso, que ya podían haberlo lanzado antes y que esperaran a ver si Putin cambiaba de opinión. El asunto acabó este año con el caso en un tribunal de arbitraje de París, con el PAZ  estacionado en Astrium y con los posibles clientes del satélite, posiblemente, buscando otras alternativas.

Finalmente, la empresa pública Hisdesat, la propietaria, la pasada primavera contrató el lanzamiento con la compañía californiana SPACE X, del fundador de la empresa de coches eléctricos Tesla, Elon Musk, que utiliza cohetes FALCON 9, algunos incluso ‘reutilizados’. Así que, si no hay más imprevistos, antes de finales de este año PAZ será enviado a la base de la fuerza aérea norteamericana de Vandenberg, en California, y esperará que se ‘abra la ventana’ para su lanzamiento.

Algunos se preguntarán si con tanto tiempo de espera, el satélite más importante con el que contará España en el espacio, ha tenido que ser actualizado. Pues no: lo único que se ha cambiado es su sistema de anclaje al cohete, dado que no es lo mismo un ruso DNPER que un yanqui FALCON. Por lo demás, es idéntico.

Una vez en órbita, PAZ deberá encontrar clientes dispuestos a alquilar sus servicios, además del Ministerio de Defensa, para que esa inversión que ronda los 200 millones euros (unos 100.000 euros al día de actividad) y con fecha de caducidad prevista en 5,5 años . Hay que tener en cuenta que todo el sistema científico público dispone de un presupuesto anual de unos 6.500 millones.  Un dinero del que ni siquiera le llega todo y que no parece mucho en esta comparativa…

Pero claro… alguna salida hay que dar.

Por cierto, del satélite Ingenio, el otro del PNOT, se sabe que 10 años después, sigue en construcción y de momento su fecha prevista de lanzamiento oscila entre 2019 y 2020.

 

 

 

 

 

 

 

Desde la Tierra, viajando enganchados a un cometa



El aragonés Miguel Angel Pérez de Ayúcar está con el alma en vilo. Es el líder de operaciones científicas, en la Agencia Espacial Europea (ESA), para la sonda Rosetta, que este martes día 12 de noviembre depositará un sofisticado módulo espacial sobre un cometa. De pequeña me contaron cómo  El Principito de Antoine de Saint-Exupéry logró atrapar un cometa con una red para cazar mariposas y así viajaba de un planeta a otro desde su asteroide B612. Siempre me gustó esa historia. Ahora, los científicos de la ESA también viajarán por el espacio, virtualmente, a lomos de otro cometa, el 67P/Churyumov-Gerasimenko, gracias a una pequeña caja-máquina-robot que lleva viajando por el espacio más de 10 años y que se convertirá, una vez en su superficie, en sus ojos, sus manos, su nariz…

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STARMUS (4): Ciencia de cinco estrellas… y el Gobierno ‘ausente’


Stephen Hawking escucha a Alexei Leonov, el primer días de Starmus Festival. |ROSA M. TRISTÁN

Stephen Hawking escucha a Alexei Leonov, el primer días de Starmus Festival. |ROSA M. TRISTÁN

ROSA M. TRISTÁN

Link al programa en Reserva Natural: AQUÍ

Acabó el Festival Starmus 2014.  Confío en que tenga una tercera edición, aunque cuando me despedí de su organizador, y alma mater, el astrónomo Garik Israelian, en su rostro ví dibujado el agotamiento vital absoluto.  Andaba en el hall del hotel Abama, en Tenerife, con la mirada perdida, casi sin energía ni para decir adiós a algunos de sus ilustres invitados: astronautas, científicos, artistas… y también a los pocos periodistas que quedábamos por allí. Era el día del desinfle del globo con el que todos flotamos en una intensa semana de ‘estrellas y música’, siete días en los que el científico empeñó todo lo que estaba a su alcance. Y lo logró: ni un solo fallo en el ‘cartel’, que era lo importante. De los otros, algunos que no pasarán a la historia.

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El gran ‘dossier’ del satélite español PAZ


El satélite PAZ, uno de los dos artefactos que forman parte del Programa de Observación de la Tierra con los que contará España, si la crisis lo permite, acaba de ser totalmente terminado en las instalaciones de ASTRIUM CASA ESPACIO, donde será presentado el próximo martes por las autoridades.

INFORmePAZfoto

 

Iniciará entonces un viaje a Munich, en Alemania, para realizar los ensayos que sean necesarios antes de su viaje a Baikonur (Ucrania) para su lanzamiento en marzo de 2014, o al menos esa es la fecha prevista.

Hace ahora un año, me encargaron un dossier sobre este satélite para el portal Infoespacial.com, un documento que me llevó muchos meses elaborar y que me introdujo en el mundo de estas potentes máquinas que mucho tienen que ver con el desarrollo de la tecnología más puntera. Fue publicado hace unos meses en este portal y con motivo de la presentación que está prevista para el marte de esta semana, lo recupero para mi Laboratorio para Sapiens en este link:

INFORME SATELITE PAZ

En total, es un documento con 75 páginas ilustradas en las que se hace un repaso de todo el programa espacial español desde sus inicios hasta hoy, e incluye entrevistas a los directivos de las dos empresas más importantes del país en el sector: EADS CASA ESPACIO y HISDESAT.

A comienzos de abril, otras páginas web se hicieron eco de su publicación.

 

 

 

 

 

 

España también pierde órbita en el espacio


Ni siquiera se ha molestado en ir a Nápoles. El ministro de Indutria, José Manuel Soria, no ha querido estar presente en reunión interministerial de los países miembros de la Agencia Espacial Europea (ESA), en donde se deciden los programas para los próximos años y la financiación que aportara cada Gobierno. Total, el presupuesto para 2013 da un tijeretazo brutal a la participación española y con ello a las pocas expectativas que tenía la industria espacial española de que  reconsiderara esta decisión.

España desde el espacio

El Gobierno deja así claro que ni siquiera la investigación y el desarrollo que tiene aplicación inmediata y genera riqueza tiene interés para el futuro este país. Porque no  invertir en programas espaciales de la ESA no significa únicamente  no  participar en futuras misiones, sino dejar en la estacada a empresas que durante la última década han generado un gran retorno industrial, con profesionales de alta cualificación, logrando un lugar muy respetable a nivel internacional. Así me lo comentaban los directivos de algunas de las principales empresas del sector, en la presentación del satélite Gaia, hace un mes escaso.

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