El niño neandertal de El Sidrón, un ‘aprendiz’ canibalizado


 

ROSA M. TRISTÁN

Un niño. Apenas levantaba un metro del suelo, exactamente 1,11 metros. Pesaba 26 kilos, por encima de lo que marca la media en una criatura actual para su edad. Tenía exactamente 7 años y 7 meses al morir y estaba enterrado en una cueva asturiana, El Sidrón, entre los restos de otros 13 individuos, algunos hermanos suyos, que fueron canibalizados, quien sabe si por venganza, hambre, por un rito o por nada especial. Como ellos, también algunos de sus huesos fueron ‘rebañados’ a cuchillo de piedra. Ese niño, pese a estar aún en edad de los juegos, ya hacía trabajos de adulto, cortando pieles, usando su boca como una herramienta más.  Había pasado hambre o una enfermedad en algún momento de su vida. Y crecía como todos a su alrededor, prácticamente igual que como los que llegaron después con sus innovadoras formas de vida, aunque él nunca llegó a conocerlos. Ese ‘Juvenil 1’ (su nombre) era neandertal y vivió hace 49.000 años, cuando ya su especie estaba en clara decaída.

 

Sabemos que su desarrollo era muy parecido al nuestro, salvo en dos partes importantes de su cuerpo: el cerebro y la columna vertebral, que crecían más lentamente, aunque no sepamos la razón. ¿Sencillamente por que eran más grandes? ¿Afectaba ello a su comportamiento? ¿A su capacidad cognitiva? ¿Tiene algo que ver con el consumo de energía, tan difícil de obtener en aquellos tiempos? Estas son algunas de las preguntas que se abren tras el trabajo, publicado esta semana en ‘Science’, del equipo del paleontólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) Antonio Rosas, que nos ha desvelado cómo crecían aquellos parientes extintos con los que llegamos a cruzarnos y tener descendencia.

La autora, en el yacimiento de El Sidrón, en 2012. @ROSA M. TRISTÁN

Hace unos años tuve el privilegio de conocer el yacimiento mientras estaban en activo las excavaciones con Rosas y el arqueólogo Marco de la Rasilla. Entonces, posiblemente, andaban sacando las piezas del puzzle que ha acabado siendo el esqueleto de niño neandertal más completo que se conoce, y de sus congéneres. «Ha sido un trabajo muy exhaustivo en el que hemos comprobado las similitudes en los patrones de crecimiento de nuestra especie y de los neandertales, comprobando su edad y su ritmo de desarrollo por tres caminos diferentes. La conclusión es que es similar, algo que no se sabía», explica Luis de Ríos, otro de los autores de este trabajo, del que también han participado Rosa Huguet, Marcus Bastir y Antonio García-Tabernero, entre otros. «Eso nos dice que ese ritmo lo comparten por un ancestro común, una especie que puede ser el Homo antecessor. El Homo ergaster africano, sin embargo, maduraba más rápidamente, de forma más primitiva», puntualiza Rosas.

Todos los huesos rescatados del niño neandertal de El Sidrón. @CSIC

Esas diferencias en la maduración de las vértebras (que corresponde a la de un niño moderno de unos cinco años) y,  del cerebro, tienen que tener una causa, pero no está clara. Rosas lo explica así: «En el caso del cerebro, en  el Homo sapiens requiere mucha energía para crecer y por ello se desarrolla totalmente [hasta los 1.350 cc de un ser adulto] en los primeros años mientras el cuerpo lo hace más lentamente hasta el ‘estirón’ de la adolescencia. En este niño neandertal su cerebro estaba al 87,5% del total cuando murió [de un volumen adulto de 1.520 cc en su especie]. No sabemos la razón por qué aún. Quizás sencillamente porque cerebro y tórax eran más grandes en su especie  pero debemos ser cautos. Tampoco sabemos si eso afectaba a su desarrollo cognitivo porque, de hecho, hacía tareas de adulto», reconoce Rosas.

Por lo demás, el niño crecía como un ‘sapiens’ cualquiera (por cierto, el sexo lo ha inferido de un diente canino).  Al parecer, rodeado de su familia, como han desvelado los estudios de ADN, en los que El Sidrón es un yacimiento de referencia a nivel mundial:  entre los 13 individuos hallados está un hermano menor y también se sabe de dónde viene su madre. Los 138 fósiles encontrados de su esqueleto y su dentadura (un total de 30 piezas dentales) fueron arrastrados por una avalancha de lodo hacia el interior de la cueva

Antonio Rosas, entrando a El Sidrón, lugar de difícil acceso. @ROSA M. TRISTÁN

Me gusta pensar que esa criatura, que tan dura vida tuvo, y tan dura muerte, estaba aquel día sobre esa mesa bajo tierra en la que Antonio Rosas y su equipo intentaban recomponer una historia del pasado de la que ahora tenemos nuevas pistas… Y las que quedan: ahora tienen como meta estudiar la difícil etapa de la adolescencia neandertal gracias a los restos de tres jóvenes en esa edad, etapa de una masa gris en ebullición que por desgracia no fosiliza. Todo un reto.

Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), con una reproducción del cráneo del niño neandertal. @ROSA M. TRISTÁN

 

 

 

Los neandertales de Atapuerca, entre «Fantasma y Estatuas»


Yacimiento de Cueva Fantasma, en tareas de limpieza previas a la excavación. @Rosa Tristán

ROSA M. TRISTÁN

Llegar a media mañana a la Sierra de Atapuerca, en plena campaña de excavación, es coincidir con el momento en el que los equipos de todos los yacimientos se reúnen en un descanso que aprovechan para ponerse al día de las primeras novedades de la jornada. Es un buen momento para comentar, entre un café y un bocadillo, el último hallazgo en cualquier punto de la sierra, salvo el Mirador, cuyo enclave está lejos para aprovechar el refrigerio.

Este pasado 22 de julio justo entraba a la Trinchera en ese momento y llevaba el objetivo bien claro: conocer la nueva Cueva Fantasma, llamada así porque realmente su aspecto hoy no es el de una cueva así que, aunque presentían que existía, no la encontraban. Eudald Carbonell ya me había enseñado el año pasado los inicios de los trabajos en ese lugar situado justo encima de la Gran Dolina, otra grande y famosa cueva, lugar de tantos hallazgos importantes para la evolución humana, pero fue después de irme cuando encontraron el fragmento de un cráneo que, por su cronología, debe ser de un neandertal, aunque no se ha confirmado.

Este año ha pasado lo mismo: el último día de excavación, apenas 48 horas después de mi visita, han encontrado otro fósil de neandertal de hace 50.000 años, en este caso un hueso de un pie,  y ha sido en la Galería de las Estatuas, un yacimiento situado al final de la Cueva Mayor en la que un equipo los buscaba desde hace años y que también visité en una ocasión. El hallazgo tuvo lugar en el lugar donde se lavan los sedimentos,  en las orillas del río Arlanzón, donde el equipo dirigido por Gloria Cuenca los criban para que nada escape, mucho menos un hueso de un homínido por pequeño que sea.

Falange de un pie de neandertal hallado en Galería de las Estatuas. @Javier Trueba

Los neandertales eran las piezas que faltaban en Atapuerca para tener completa en la sierra burgalesa toda la historia de la evolución  humana en Europa desde hace 1,2 millones de años hasta nuestros días. «Estamos convencidos de que sus restos aparecerán antes o después. Tenemos sus lugares de asentamiento, sus herramientas. El yacimiento de Fuente Mudarra era un taller al que iban a hacer utensilios de piedra. Sabemos que estaban y los encontraremos», me han repetido los codirectores a lo largo de los últimos 15 años. Ahora, hay dos yacimientos que seguramente los tienen, el ya confirmado de Galería de las Estatuas y  Cueva Fantasma, donde todo indica que también proporcionará piezas del puzzle neandertal.

Precisamente, tal como quería, Cueva Fantasma fue lo primero que visité después del refrigerio en esa mañana. Su apariencia, para mi sorpresa, es muy distinta a la que recordaba del año anterior. Ante mis ojos había una gran extensión de terreno a cielo abierto, en la que ya en las primeras tareas de limpieza superficial en apenas un mes habían encontrado una gran cantidad de fósiles. Es una nueva mina para excavar durante decenas de años: 12 metros de sedimentos que está en el nivel más alto de las galerías que socavan la sierra. “Si queríamos encontrar neandertales, este es un lugar adecuado por su cronología. El año pasado, entre los restos de limpieza, ya encontramos un trozo de cráneo que seguramente pertenece a esta especie, aunque hay que excavar para confirmarlo”, explicaba Carbonell ante el yacimiento.

En el interior, Ana Isabel Ortega y otros compañeros barrían, con cepillo y recogedor, llenando cubos de tierra de los restos de la antigua cantera. Justo encima de su cabeza, ya asomaba un palimpsesto, todo un amasijo de huesos fosilizados (bóvidos, caballo, quizás de ciervos… ). “Ven a verlo de cerca”, me dijo. Es el tipo de invitación que no se puede rechazar, así que en esa primera parada en Atapuerca acabé junto a un montón de fósiles que aún no se sabe cómo allegaron ahí, ayudándola a cargar y vaciar los cubos. “Esto de trabajar en un yacimiento en Atapuerca no lo habías hecho aún”, me comentaba mientras me iba describiendo el lugar y me dibujaba la inmensa Cueva Fantasma en la cabeza. “Aquí tienes unas costillas y más allá parece un húmero”, explicaba Anai mientras el polvo se me metía en la piel y mi temor a pisar algo importante iba en aumento.

Yacimiento de la Gran Dolina, donde han aparecido 8 bifaces achelenses. @ROSA TRISTÁN

Después de pasar un buen rato en lo que fue una caverna hace decenas de miles de años, me ‘enganché’ a José María Bermúdez de Castro para que me llevara hasta la cercana Gran Dolina, donde entramos por su parte superior para bajar a la excavación por una de los laterales. También es una cueva sin techo, pero en este caso fue el equipo quien lo quitó hace décadas para poder descubrir lo que ocultaba.

La Gran Dolina desde arriba, con su infinidad de cuadrículas y las cabezas agachadas sobre ellas sacando restos del pasado, y al fondo la Trinchera del Ferrocarril, es una imagen fascinante. “Estamos en el final del nivel 10 y en contacto con el nivel 9 hemos encontrado ocho bifaces achelenses este año. De hecho, íbamos a bajar más rápido pensando que no había ya nada importante, pero al encontrar los bifaces hemos ralentizado el ritmo” , me contaba Bermúdez de Castro entre la incesante percusión de los martillos machacando grandes moles de piedra, la música permanente de Atapuerca. La arqueóloga Marina Mosquera, en una pausa entre golpe  y golpe me reconocía que están “encantados” de acabar de excavar este duro nivel 10: «Hemos quitado aquí toneladas de piedras y ya estamos pensando en lo que hay abajo; queremos acabar con la dinámica de tantos bloques de piedra”.

Unos cuantos niveles más abajo, se encuentra TD4, con restos fósiles y herramientas de casi un millón de años. Allí, como esperaba, se encontraban Jordi Rosell y María Martinón-Torres, junto con un equipo de excavadores  que se ha traído María del University College of London, donde da clase e investiga desde 2015. Este año en TD4 han sacado restos de hienas manchadas, de las que han encontrado un cráneo entero. “Esto es importante, porque nos confirma que hace un millón de años ya estaba esta especie en Europa, una prueba más de que comenzaba la modernidad”, me explicaba Rosell.

Seguí por la Trinchera hasta el yacimiento de La Galería para saludar a Isabel Cáceres y comprobar que ya han logrado unir toda la superficie del yacimiento, esa trampa o ‘supermercado’ como le gusta llamarle, que antes estaba dividido en dos partes por un bloque de piedra, y ahora parece mucho más grande. Toda una remodelación. Y como excavar en Atapuerca ‘engancha’, concentrada sobre una cuadrícula trabajaba Aurora Martín, directora del Museo de la Evolución Humana, dándole al cincel y al martillo. “Todos los años lo hago. Me desconecto de las tareas del museo. Y por cierto, vente por allí, que hay una excelente exposición nueva sobre las montañas”.

Ya apretaba el Sol de mediodía cuando abandoné la Trinchera, no sin antes visitar a Rosa Huguet y a Xose Pedro Rodríguez en la Sima del Elefante, conocer el socavón que han hecho enfrente del yacimiento-agujero en el que se encuentra la Sima y ser presentada a su mascota del día: un simpático ratoncillo de campo que había amanecido entre las cuadrículas. No hubo tiempo para acercarse hasta El Portalón, ni al Mirador para conocer de primera mano los nuevos cadáveres canibalizados que han encontrado este año, pero es que Atapuerca es demasiado grande para abarcarlo en un día.

Aurora Martín excavando en La Galería. @Rosa Tristán

Por la tarde, mientras sabía que los excavadores limpiaban, restauraban y clasificaban todo lo que han encontrado en la residencia Gil de Siloé, en el Museo de la Evolución me esperaba Aurora y la exposición ‘Montañas’, un excelente recorrido por lo que han supuesto las montañas para el arte, la ciencia, el misticismo y la exploración que ha contado con la colaboración del catedrático Eduardo Martínez de Pisón y que reúne 200 piezas, algunas realmente sorprendentes. Hasta mediados de diciembre se puede visitar, así que hay tiempo. Y como era un día de fortuna, dio la casualidad que Juan Luis Arsuaga estaba recorriendo en ese momento la muestra, que era el único codirector de Atapuerca al que no había visto en esa intensa jornada.

Él me dio la pista de un colofón de lujo para la jornada: un concierto audiovisual que tuvo lugar ese mismo día 22 en el Museo dedicado a Einstein con diferentes piezas de música clásica ‘ilustradas’ con obras audivisuales muy ‘especiales’, muchas del fotógrafo José Latova. Utilizando pigmentos en agua, con diferentes densidades y con técnicas previas a la digitalización, según me contó Latova, el artista había conseguido generar movimientos que recordaban a las imágenes de galaxias, supernovas y agujeros negros del telescopio Hubble.

Y así pasé de lo más terrenal a lo cósmico en tan unas horas. No se puede pedir más.

 

El ‘primo’ portugués de los humanos de Sima de Atapuerca, un nuevo misterio


Yacimiento de Aroeria.

ROSA M. TRISTÁN

Pocas veces los paleontólogos se encuentran un cráneo de un humano de hace cientos de miles de años. Tan  pocas que es un acontecimiento. Y es lo que acabamos de conocer que ocurrió en Portugal, en el yacimiento Aroeira. De hecho, en toda Europa, además de los cráneos de la Sima de los Huesos, apenas hay unos pocos ejemplares con cronologías de en torno a los 430.000 años de los que tienen los de la sierra de Atapuerca.

Reproducción del cráneo. El agujero no estaba: se hizo con el martillo neumático. Al saltar esquirlas de hueso, se encontró el cráneo.

Por ello, cuando Juan Luis Arsuaga, codirector del proyecto burgalés, recibió una llamada del portugués Joao Zilhao, en plena campaña de exacavación de 2014 en la sierra burgalesa, para contarle que acababan de encontrar fósiles humanos de esa antigüedad, no se lo pensó y junto con la paleontóloga Elena Santos, cogieron el coche y se presentaron en Aroeira.

Cuando llegaron, recuerda Elena, el equipo de Zilhao estaba dentro de la cueva, peleándose con un gran bloque de piedra con una sierra. «Este yacimiento se había excavado hace unos años y habían encontrado dos dientes, pero luego se abandonó hasta que Joao lo reabrió. Llevaba unos cinco años trabajando en él y salían muchas piezas de piedra, huesos de animales quemados…Todo indicaba que la cueva, que está en un sistema kárstico de cinco plantas, había sido ocupada por humanos, pero fue ese verano cuando surgió la sorpresa, mientras taladraban una zona y saltaron esquirlas de huesos», recuerda Elena.

Finalmente, sacaron el bloque – «que pesaba un quintal»- y lo trasladaron al Centro de Evolución y Comportamiento Humanos que dirige Arsuaga en Madrid, donde durante dos largos años María José Ortega y otros miembros del equipo lograron recuperar hasta 50 piezas grandes y muchas más casi milimétricas de la piedra. «El trabajo de reconstrucción del rompecabezas ha sido espectacular, pero al final, ahí teníamos un cráneo casi completo para estudiar, que finalmente se ha publicado ahora en la revista PNAS. Y es con mucho el humano más antiguo encontrado en Portugal, pues lo anterior, a unos kilómetros, fueron restos de un neandertal de hace 60.000 años, pero estos fósiles tienen 400.000», recuerda Elena.

Después, ya con la pieza reconstruida, fue ella misma quien puso manos a la obra y empezó a comparar su morfología con otros cráneos del Pleistoceno Medio. «Los junté con varios programas informáticos y vimos que el homínido al que pertenece está entre el cráneo número 4 y cráneo número 5 (Miguelón) de la Sima de los Huesos. Tiene rasgos parecidos y otros que los diferencian, como si fueran poblaciones diferentes. Las herramientas que usaban son achelenses, pero también algo diferentes a las de Atapuerca», apunta.

Arsuaga cuenta a este Laboratorio para Sapiens que el volumen cerebral de este ‘primo’ de la Sima es el mismo al de su pariente, pero también destaca las diferencias. «Es una prueba de que en aquel momento había una gran diversidad de humanos en Europa, nada que ver con la uniformidad que vemos después en los neandertales o los Homo sapiens». «Estas dos especies», recuerda el paleontólogo «pasaron por cuellos de botella que acabaron con la diversidad, pero si hubieran existido 500.000 años antes, su variedad sería también muy alta. Por contra, en el Pleistoceno Medio hubo lo que llamo un ‘Juego de Tronos’, un mundo muy complejo del que salió únicamente el neandertal. Antes, en la época de este nuevo cráneo, había una gran complejidad de poblaciones que desaparecieron».

Estas son las herramientas de piedra, con la tecnología achelense, que utilizaba el homínido portugués.

Aún queda por estudiar la parte ósea del oído interno del cráneo, para compararlo con el de la Sima, pero Arsuaga apunta que «se parece a sus contemporáneos de la Trinchera del Ferrocarril», vamos a los que habitaron en la Gran Dolina de Atapuerca. «Es entre estas especies y la de Homo antecessor donde hay más dudas de lo que sucedió. No sabemos aún si estos homínidos vinieron de África con su tecnología achelense o si tienen que ver con el  Homo antecessor [900.000 ], porque no se parecen y hay  más de 400.000 años entre unos y otros. Necesitamos encontrar un fósil de hace unos 650.000 años».

Todo ello, de nuevo, pone en evidencia que aún nos queda mucho por saber sobre la evolución humana en la Tierra. Cada hallazgo, no hace sino abrir otra puerta al pasado de nuestra historia y la de nuestros ancestros.

 

 

 

 

 

 

 

 

Descubren trilobites de patas espinosas de hace 478 millones de años


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ROSA M. TRISTÁN

Los hallazgos del paleontólogo Juan Carlos Gutiérrez-Marco, del Instituto de Geociencias (UCM-CSIC), en el borde del desierto del Sáhara, y más en concreto en Fezouata, al sur de Marruecos, nos trasladan ‘ipso-facto’ a ese momento en el que nuestro planeta, hace 478 millones de años, en pleno Ordovícico, en el que los días tenían 21 horas, los continentes aún estaban juntos, los animales vivían todos en los océanos (por escasez de oxígeno en la atmósfera, quien sabe si volveremos a ello) y se formaban los yacimientos de gas y petróleo que en los últimos 100 años explotamos sin pensar en las consecuencias… En ese entorno, vivían los trilobites en zonas poco profundas de los mares de Europa, Asia, África y Sudamérica, que a falta de huesos casi lo único que dejaron fueron sus huellas, en las que Gutiérrez-Marco es capaz de leer  la historia de ese pasado remoto.

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Las 8 piezas con historia que Atapuerca 2016 desveló


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ROSA M. TRISTÁN

La campaña en Atapuerca de este año se presentó excelente desde los primeros días. Al final, lo más fascinante, sin duda, son esos restos de hace 400.000 años que aparecieron al final en la Cueva El Fantasma, en la que este año se ha empezado a excavar. «Hay que estudiar ese trozo de parietal, pero estoy casi seguro que será de neandertal primitivo», me asegura Eudald Carbonell, transcurridas ya varias semanas desde aquel momento, y recién acabadas las excavaciones en su otro ‘niño mimado’, el yacimiento neandertal del Abríc Romaní.

Ese hallazgo me pilló a muchos miles de kilómetros de Burgos, pero ya antes de producirse, el equipo de esta sierra castellana había sacado a la luz piezas que escondían grandes historias, como las ocho que, tras ser escogidas por los coordinadores de cada uno de los yacimientos,  he relatado en una serie publicada en el Diario de Burgos. Un pequeño fósil de águila, una gran mandíbula de caballo, un cráneo humano o un toro salvaje son la excusa perfecta para viajar del Neolítico al Pleistoceno sin salir de este pequeño Laboratorio para Sapiens. En cada link, un capítulo de la serie..

EL DEDO QUE SEÑALA LA SIMA DE LOS HUESOS 

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BANQUETE NEOLÍTICO DE UN TORO SALVAJE

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UN CRÁNEO HERVIDO Y CANIBALIZADO 

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LA SONRISA DE UN CABALLO DE ATAPUERCA 

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ATAQUE DE CUERNOS EN LA GRAN DOLINA

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UN NUEVO KIT DE HERRAMIENTAS 

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AGUILAS PESCADORAS DEL PLEISTOCENO

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EL PUERCO ESPÍN Y LOS CUERVOS DE LA TRINCHERA

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Hacen política con los fósiles de Atapuerca, mientras el CENIEH se vacía


CENIEH_Vista_Externa ROSA M. TRISTÁN Seis años después de su inauguración a bombo y platillo por la Reina Sofía, el Centro Nacional de Investigación en Evolución Humana (CENIEH), creado en Burgos a la sombra del proyecto de Atapuerca, y que pretendía el gran centro europeo de referencia en paleoantropología, es hoy un moribundo, prácticamente vacío y cada vez más alejado del equipo que lo impulsó. La última noticia que ha llegado a este Laboratorio es que la especialista en dentición María Martinón-Torres se va a la prestigiosa University College London, desde donde seguirá escribiendo la historia de nuestro pasado que es capaz de leer en muelas y dientes  y desde donde creará un puente que una los yacimientos burgaleses con la ciencia que se hace al otro lado del Canal de la Mancha. Su marcha es una más en la sangría que ha habido en el CENIEH en los últimos tiempos, si bien nunca levantó cabeza al abrirse justo cuando comenzaba la crisis, en la primeravera de 2009. El cambio en la dirección que tuvo lugar a comienzos de 2013, como ya comenté en este blog, no ha hecho sino empeorar la situación. De hecho, en los últimos tiempo, y a la sombra de la refriega electoral, han aparecido en El Correo de Burgos diferentes noticias apuntando que los problemas están en que los tres codirectores de Atapuerca (Eudald Carbonell, Juan Luis Arsuaga y José María Bermúdez de Castro) tienen los fósiles «secuestrados» en sus centros de investigación. Artículos incendiarios, firmados por políticos del PSOE o noticias de tono similar , todas de corte político, que han exasperado a los investigadores, enrareciendo el ambiente. Hoy hay 11 investigadores  fijos y a tiempo completo (incluida Martinón-Torres) en un centro de 11.000 metros cuadrados. La secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, me negaba el otro día que esa situación pudiera darse en un centro de primer nivel. Pues sí. Vela tampoco supo evaluar a cuánto asciende la fuga de cerebros, a la que se suma ahora la investigadora, aunque ACCETE casi lleva 500 registrados. El INE indica que hemos perdido 11.000 en 5 años.

María Martinón-Torres, en La Galería de Atapuerca, el verano pasado. |R.M.T.

María Martinón-Torres, en La Galería de Atapuerca, el verano pasado. |R.M.T.

La salida de María Martinón-Torres, a quien muchos veían como un gran valor de futuro para el CENIEH, no es ajena a la dejadez de las administraciones por solucionar los problemas del centro, que van mucho más allá de los económicos. Y es que para investigar es importante la ilusión y la motivación, y todo parece indicar que en el CENIEH hay mucho desgaste personal, ahora aderezado ahora con una pelea política que envenena el ambiente. Para quienes analizan ahora los fósiles, están mejor donde están, en proceso de investigación en Madrid y Tarragona. Y en todo caso, apuntan, la entrega es un proceso largo ya en marcha, pues muchos se pueden ver en el Museo de la Evolución. ¿Para qué crear bronca con ello?, se preguntan varios miembros del equipo. De hecho, los fósiles se están restaurando y estudiando con dinero de diferentes administraciones. Y continuamente salen nuevos resultados, como el de hace unos días, algo mucho más importante que la bronca política. El director del CENIEH, Alfredo Pérez, tiene otro punto de vista y desde que llegó puso el tema sobre la mesa: «Lamentablemente aunque la Junta ostenta el 50% del CENIEH prefiere no facilitar la agrupación de los fósiles. No es la actitud del Ministerio de Economía [donde se encuadra el I+D+i], que tiene el otro 50%  y en esas estamos. Los fondos gastados son públicos: unos de la Junta para las excavaciones y otros del Estado para la investigación. Es una lástima las investigaciones no se abran a otros equipos nacionales e internacionales que lo están demandando continuamente. Se justifica muy mal el decir que lo podrán hacer una vez que se finalice las excavaciones de determinados niveles. Dada la riqueza de Atapuerca eso puede no pasar nunca. En los últimos 25 años no se ha entregado ningún registro como marca la ley de Patrimonio a excepción de las piezas expuestas en el MEH», señalaba Pérez a la autora de este artículo. Sea como fuere, la marcha de Martinón-Torres a la University College London no significa que se desligue de Atapuerca, pese a la distancia. La investigadora lo ve como una nueva oportunidad que se abre para ella y para Atapuerca. Y demuestra el interés que tienen en la UCL por este proyecto y sus investigadores, ya que se quiere que sus estudiantes colaboren en las campañas de excavación. Esta semana, Carmen Vela, en un encuentro con periodistas científicos, señalaba que lo importante es generar talento y capacidad para emplearlo; también comentó que otro objetivo era generar movilidad entre sectores (universidad, opis, empresas) y reconocía que sus colegas del Gobierno no ven con buenos ojos eliminar burocracia para facilitar el trabajo de los investigadores españoles. De momento, y aunque anunció que este año se van a crear casi 2.000 plazas en su negociado (1.500 de jóvenes y 199 en Opis, es decir organismos públicos de investigación) lo cierto es que los científicos no ven las ventajas de quedarse en España. Y menos si les enzarzan en peleas que poco tienen que ver con su trabajo y mucho con una estrategia política para poner en duda su dedicación, a costa de réditos electorales. En definitiva… ¿Marca España?

Descubren unos ‘primos’ humanos del Cámbrico de aspecto alinígena


Unos vetulicólidos del Cámbrico, recreados por Katrina Kreny.

Unos vetulicólidos del Cámbrico, recreados por Katrina Kreny.

ROSA M. TRISTÁN

Cuando hace ahora dos años, el biólogo y paleontólogo Diego García-Bellido tuvo que ‘exiliarse a la antípodas porque aquí no tenía trabajo, España perdió la oportunidad de figurar en trabajos como el que acaba de  liderar este investigador, que nos habla de las extrañas y primitivas criaturas que habitaban la Tierra hace 500 millones de años. En concreto,  su último hallazgo son los fósiles de unos misteriosos animales que vivían en los mares durante el Cámbrico, llamados los Vetulicólidos, que ya tenían una varilla cartilaginosa de la que más adelante se derivaría una columna vertebral, por lo que serían parientes muy lejanos de nuestra especie. «Digamos que son nuestros tíos-abuelo», precisa García-Bellido, a la sazón investigador en la Universidad de Adelaida.

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Fósiles humanos, en el ojo del huracán


ROSA M. TRISTÁN

Revuelta anda la Paleontología estos días. «Si Louis Leakey levantara la cabeza, le daba un soponcio«, me comentaba recientemente un amigo paleontólogo. Y seguramente tiene razón porque la publicación de la portada en ‘Science’ del yacimiento de Dmanisi (en Georgia) y su espectacular Cráneo 5 (como el Miguelón de Atapuerca) con 1,8 millones de años está levantando mucha polvareda. Que la ciencia es debate y discusión, que las premisas se tumban cada día y que las hipótesis deben ser arriesgadas, es innegable Pero cada vez son más los que denuncian que en ocasiones el sensacionalismo en revistas que tiene un gran prestigio prima sobre el rigor, haciendo un flaco favor a la Ciencia. Algunos, incluso, prefieren publicar en otras menos ‘famosas’ pero en las que todo lo publicado está ‘atado y bien atado’.

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Un día en ‘La Monumental’ de los neandertales


Rosa M. Tristán (Pinilla del Valle)

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Casi todos los años me gusta dar una vuelta por el yacimiento neandertal de Pinilla del Valle. El año pasado estuve allí con Juan Luis Arsuaga, que me habló de cuando era niño y soñaba con ser un hombre prehistórico. Este mes de septiembre mi maestro de ceremonias fue otro codirector del yacimiento, el arqueólogo Enrique Baquedano, director también del Museo Arqueológico Regional de Madrid. Y Enrique me reservaba una gran sorpresa.

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Un fósil ‘de pega’ en Cosmocaixa


El diario Folha de Sao Paulo acaba de publicar una noticia que atañe a uno de los más importante museos de ciencia de España: el Museo Cosmocaixa de Barcelona. Científicos brasileños han comprobado que el fósil de un pterosaurio,atribuido al Cretácico (hace entre 145 y 100 millones de años) y expuesto en sus salas, no es original en un alto porcentaje. En realidad, afirman es una combinación de huesos de varios ejemplares, ensamblados para formar un ‘Anhanguera piscator’, que sería uno de los primeros vertebrados en conquistar el aire.

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