La sombra de un ‘agujero negro’, en un telescopio tan grande como la Tierra


  • La ciencia española, protagonista con un telescopio andaluz y tres algoritmos que permiten reconstruir la imagen
  • Sólo un 11% de los  participantes en este proyecto es mujer, ejemplo del camino que queda por recorrer

ROSA M. TRISTÁN

Necesitaban un telescopio tan grande como la misma Tierra. Los científicos sabían que solamente así podían intentar sacar la foto de la sombra de un agujero negro, que por otra parte es imposible de captar. Y 100 años después de que la privilegiada cabeza de Albert Einstein intuyera su existencia, los humanos, desde un pequeño planeta azul en una esquina de su galaxia, la Vía Láctea, llegaron hasta otra situada a  55 millones de años luz y sacaron la foto de su centro, donde se encuentra el agujero negro de la M87. Como un gran ojo, rodeado de un intenso halo de fuego, que son gases atraídos por la poderosa fuerza de gravedad, la imagen de este agujero supermasivo, hasta 6.5000 veces más que nuestra estrella el Sol, ha dado la vuelta al mundo en apenas unos segundos.

Para conseguirla, han sido necesarios años de trabajo de 200 científicos en todo el mundo, muchas horas de observación, y más de análisis y, sobre todo, aunar en uno solo ocho telescopios tan potentes como el ALMA de Chile con sus 66 antenas o el IRAM-30 del Observatorio Astronómico de Andalucía. De esas piezas surgió d el gran telescopio planetario (Telescopio Horizonte de Eventos, EHT) que la misión requería. Por ello, la presentación en sí de la imagen se preparó como un acontecimiento, al estilo de los grandes anuncios de la NASA, con conferencias de prensa simultáneas en varios países de tres continentes y con un emocionado comisario Europeo de Investigación, Ciencia e Innovación, Carlos Moedas, como maestro de ceremonias.

En Madrid, la sede del CSIC fue el lugar escogido para mostrar la histórica foto. Entre los científicos españoles participantes, cuatro hombres y una mujer. «En realidad, las mujeres sólo somos el 11% de todo el proyecto a nivel mundial, un número escaso», me comenta Rebecca Azulay,  de la Universidad de Valencia. Rebecca revelaba así otro ‘agujero negro’ científico, el que engulle a las mujeres en algunos campos de la ciencia. Ella fue una de las personas que pasó muchas horas de observación en los 10 días de 2017 que sirvieron para fotografiar al esquivo fenómeno astronómico y con su presencia en el acto ponía de manifiesto el largo camino que queda por recorrer a la científicas.

Rebecca Azulay, de la Universidad de Valencia.

Volviendo, a la foto, los científicos habían escogido la galaxia Messier 87(M87) porque, aún estando lejos, su agujero negro era grande y lo que ocurría a su alrededor se veía mucho más estable que en nuestra Vía Láctea. El EHT, en realidad, captó una película y no una foto fija, en la que se veía un anillo de luz con 42 microsegundos de arco, luz que era 10 veces menos hacia el centro, justo hacia el agujero negro, donde se produce la absorción de los gases. «Esa imagen concuerda con la Teoría de la Relatividad de Einsein», explicaba José Luis Gómez, investgador del CSIC (Instituto de Astrofísica de Andalucía) que no sólo ha desarrollado tres algoritmos para reconstruir las imágenes, sino que ha sido uno de los coordinadores el artículo científico publicado en Asfrophysical Journal Letters.

Pero tener la imagen del EHT no bastaba. Había que comprobar que era real. Y en ello, la participación española ha sido clave. Una de las cuestiones en las que España, con José Luis López, ha participado ha sido el desarrollo de unos algoritmos que permitieron reconstruir las imágenes de la sombra del agujero. Hasta  72.000 simulaciones han sido necesarias para comprobar que las cuatro ‘tomas’ del EHT en abril de 2017 eran lo que esperaban, porque cumplía además con las predicciones teóricas que se tenían.

Iván Martín-Vélez, del Instituto Geográfico Nacional, descataba que lo logrado era «como ver esta pelota de tenis desde la Luna o como ver el grosor de un cabello desde la Estación Espacial». De ahi la necesidad de ‘construir’ un telescopio gigante combinando ocho, algo que ha sido posible gracias a otros algoritmos que él desarrollo. «ALMA, con sus más de 50 antenas, equivale a un telescopio de 70 centímetros de diámetro», dijo. Pero también el granadino IRAM-30 ha tenido su papel.

Una vez conseguido este hito, los científicos ya miran más allá. No sólo quieren saber qué es ese chorro de eyección de material que sale del agujero negro, y quien sabe si saber qué hay y que ocurre dentro, sino que ha tienen hasta cinco agujeros negros tienen ya ‘en su radar’ para intentar sacarles la foto.

Para ello ya están pensando en incorporar un telescopio cercano al Polo Norte (en Groenlandia), porque en la Antártida ya lo tienen en la red (South Pole Telescope) y otros dos más: en Arizona y en los Alpes franceses (Noema). Incluso quieren colocar antenas del EHT en el espacio para multiplicar su nitidez. «No es la primera vez que se trabajaría con ellas. La agencia espacial rusa ya trabaja con el Telescopio Millimetron, que sería el más grande jamás puesto en el espacio y podría coordinarse con el EHT e menos de una década», comentó José Luis López. Con ello, la capacidad de observación se multiplicaría en varios grados.

Todo apunta a que se ha abierto una nueva etapa en el conocimiento del Universo en el que somos una pequeña pieza marcada por una leyes de la física que un visionario llamado Einstein supo ver cuando ni siquiera podía imaginar que algún día la foto de la sombra del agujero de una galaxia vecina daría la vuelta al mundo en cuestión de segundos.

 

 

STARMUS (4): Ciencia de cinco estrellas… y el Gobierno ‘ausente’


Stephen Hawking escucha a Alexei Leonov, el primer días de Starmus Festival. |ROSA M. TRISTÁN

Stephen Hawking escucha a Alexei Leonov, el primer días de Starmus Festival. |ROSA M. TRISTÁN

ROSA M. TRISTÁN

Link al programa en Reserva Natural: AQUÍ

Acabó el Festival Starmus 2014.  Confío en que tenga una tercera edición, aunque cuando me despedí de su organizador, y alma mater, el astrónomo Garik Israelian, en su rostro ví dibujado el agotamiento vital absoluto.  Andaba en el hall del hotel Abama, en Tenerife, con la mirada perdida, casi sin energía ni para decir adiós a algunos de sus ilustres invitados: astronautas, científicos, artistas… y también a los pocos periodistas que quedábamos por allí. Era el día del desinfle del globo con el que todos flotamos en una intensa semana de ‘estrellas y música’, siete días en los que el científico empeñó todo lo que estaba a su alcance. Y lo logró: ni un solo fallo en el ‘cartel’, que era lo importante. De los otros, algunos que no pasarán a la historia.

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Starmus (2): El Universo-holograma de Stephen Hawking


Hawking durante su conferencia, ayer. |ROSA M. TRISTÁN

Hawking durante su conferencia, ayer. |ROSA M. TRISTÁN

ROSA M. TRISTÁN

El auditorio tinerfeño Magma rebosaba. Stephen Hawking explicaba sus teorías sobre el origen del Universo, dentro del Festival Starmus, y no había un hueco libre. Se respiraba ciencia. “Preguntar por el antes del origen del Universo es como preguntar qué ocurría en el borde del mundo cuando la Tierra era plana. No tiene sentido”, señaló el famoso físico, que añadió que no hubo nada antes de la explosión del Big Bang, del mismo modo que “no hay nada más al sur del Polo Sur”.

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Starmus (1). El día que conocí a Stephen Hawking


 

Garik Israelian con Richard Dawkins, Robert Wilson y Katerina Harvati. |R.M.T.

Garik Israelian con Richard Dawkins, Robert Wilson y Katerina Harvati. |R.M.T.

ROSA M. TRISTÁN

Algunos días de la vida valen por varios. No sabría decir cuántos, pero con ellos no valen las actuales dimensiones del tiempo. El primer día de la segunda edición del Festival Starmus en Tenerife (Canarias) ha sido uno de ellos. El astrofísico de origen armenio Garik Isreaelian lo ha conseguido de nuevo: ha reunido en la isla que es un volcán a algunas de las figuras más importantes de la historia de la ciencia que hoy vivimos. Es difícil establecer jerarquías en estos niveles de conocimiento pero, sin duda, el físico y catedrático de Cambridge Stephen Hawking es el que más expectación ha levantado. Pocos pueden jactarse de comprender sus teorías sobre cómo funciona el Universo o sobre los agujeros negros, pero su figura incrustrada en una silla de ruedas, con los mecanismos que le permiten comunicar al exterior sus ideas, están ligadas en el imaginario colectivo a la imagen de la sabiduría.

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Un ‘conductor’ de primera para mirar a las estrellas


El Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC, CSIC) uno de los ocho más importantes del mundo, acaba de ‘estrenar’ un nuevo director: el astrofísico Rafael Rebolo. Este hombre afable y sencillo es uno de los investigadores españoles de más prestigio en el mundo. Y sin embargo, su nombre, estoy segura, será desconocido para una gran mayoría. No sale en televisión, no juega al fútbol, no grita en alguna tertulia, no tiene Twitter…. pero es de esas pocas y escogidas personas que nos hacen mucho más ‘sapiens’ con una sola conversación ante un café. ¡Con qué claridad explica los fenómenos más complejos sin que el contrario se siente un torpe terrícola! Sigue leyendo

El meteorito de Cabañeros, escondido bajo la cebada


Los investigadores Rafael Lozano, Juan Carlos Gutiérrez Marco, Eleuterio Baena, junto a Ramón Asensio López (a la derecha) con el meteorito en el lugar donde se encontró. |ROSA M. TRISTÁN

Los investigadores Rafael Lozano, Juan Carlos Gutiérrez Marco, Eleuterio Baena, junto a Ramón Asensio López (a la derecha) con el meteorito en el lugar donde se encontró. |ROSA M. TRISTÁN

ROSA M. TRISTÁN

RETUERTA DE BULLAQUE (CIUDAD REAL).  Apenas tenía 15 años cuando Ramón Asensio López, mientras buscaba ‘bichos’ en una finca familiar, se topó con una extraña piedra, de color negruzco, que fue incapaz de mover del sitio. Treinta años después, científicos del CSIC y del Instituto Geológico Minero de España (IGME) acaban de descubrir que se trata de un extraordinario meteorito metálico (siderito) de casi 100 kilos de peso, que cayó hace miles de años en la comarca y permaneció enterrado hasta que se topó con Ramón. En España, sólo se habían encontrado tres auténticos meteoritos metálicos antes que este y en todo el mundo tan sólo se conocen 84.


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