Un innovador centro científico en Valencia, cercenado


Día de la inauguración del instituto, con el ex rector de la Universidad de Valencia, Luis Gordillo, y la presidenta del CSIC, Rosa Menéndez

ROSA M. TRISTÁN

Mientras vemos cada día en las noticias hablar de la ‘reconstrucción’ Post-COVID19, la situación de la ciencia sigue en precario en España. Estos días, un centro de investigación puntero, y además uno de los que más proyectos relacionados con la investigación del coronavirus tiene aprobados, está siendo ‘cercenado’ en la Universidad de Valencia (UV) porque, parece ser, no hay mejor opción que ‘empequeñecer’ un proyecto para que crezca otro. La víctima es el Instituto Integrado de Sistemas Biológicos (I2SysBio) un centro mixto del CSIC y la UV, situado en el campus de esta última, al que el Rectorado ha decidido ‘recortar’ parte de su espacio (una planta entera) para destinarlo a otros científicos que nada tienen que ver con el tema. El asunto a indignado sobremanera no sólo a los cerca de 200 investigadores que ya trabajan allí, y que deberán ‘apretarse’ cuando lo que pensaban era crecer, sino también a los que desde el extranjero ya tienen el traslado pedido o se presentan a las plazas que han salido para crear allí sus grupos científicos.

El Instituto de Biología Integrativa de Sistemas, el único que existe en España de esta materia, abrió sus puertas en 2018, tras 10 años en proyecto, gracias a un convenio entre la Universidad levantina y el CSIC. Su objetivo es la investigación de la estructura, función, dinámica, evolución y manipulación de sistemas biológicos complejos, como los virus, y hacerlo en colaboración con la industria. Ha sido el primero mixto (universidad-CSIC) creado en los últimos 25 años y en su diseño y construcción se pensaron todos los detalles para que fuera perfecto para compaginar laboratorios experimentales y grandes equipos informáticos. En apenas dos años, el Instituto ha logrado situarse entre los más potentes de España y sólo durante la crisis del COVID19 presentó proyectos, que han sido aprobados, por los que recibirá tres millones de euros. «Es un centro tan joven que aún le queda mucho recorrido por delante», señala una fuente  del I2SysBio.

De ahí la  perplejidad de los investigadores cuando les plantearon la necesidad de que dejaran libre toda una planta (la cuerta) para otros grupos de la Universidad de Valencia, debido, según el Rectorado, a los problemas de espacio en el campus. Una decisión, por cierto, que se ha tomado sin convocar a la comisión del convenio, es decir a los representantes del CSIC, que es parte interesada. Al centro les llegó el pasado viernes por email. Según fuentes del Instituto, los responsables no daban crédito porque este año han conseguido cinco plazas más en las próximas oposiciones del CSIC destinadas al este centro, científicos que querrán montar sus grupos de investigación en un lugar donde ya hay 14 funcionando .»Pero ¿Cómo hacerlo cuando no hay espacio? ¿Qué sentido tiene desmontar una planta diseñada para laboratorios que se necesitan para poner ordenadores, que pueden ponerse en cualquier sitio? ¿Cómo vamos a conseguir que los científicos quieran quedarse aquí si no ven unas condiciones mínimas para crecer?», se preguntan.

Entre los afectados está Javier Buceta, actualmente en la Universidad de Lehigh de Estados Unidos. Es la segunda vez que Buceta se topa con la realidad de la ciencia en este país. En el pasado se fue a California, fue premiado en La Joya, volvió con un contrato Ramón y Cajal con intención de quedarse y se tuvo que volver a ir en 2014 porque le dejaron sin contrato. Por fin, este Instituto mixto le ha recuperado, incluso han comprado un microscopio electrónico para que pueda trabajar en condiciones. Andaba preparando la mudanza cuando le llegó la noticia de que el lugar donde pensaba instalarse ha sido cercenado. «Es tratar de solucionar un problema creando otros, eliminando de un plumazo la planificación y estrategia de este centro; un ejemplo monumental de cortoplacismo en ciencia y una moraleja deprimente. El ultimo que salga que cierre la puerta», comenta Buceta desde EEUU.

Desde la parte del CSIC, José Luis García asegura no conocer precedentes en los que se rompe así lo pactado en un convenio mixto, justamente cuando lo que se quiere con este tipo de centros es promover la colaboración entre instituciones. «Yo a los investigadores sólo les podía ofrecer espacio, porque no tenemos dinero para contratar técnicos. En septiembre, en las oposiciones salen cuatro plazas porque nuestra estrategia era que el centro creciera hasta 2022, pero ya no habrá donde y, además, se están generando tensiones con grupos de la universidad que no existían», señala. Todos indica que  el Rectorado está haciendo un uso patrimonial de un edificio sujeto a acuerdos.

¿Y qué opciones tienen? Una de las alternativas que se han planteado es que construya el segundo edificio que aún está pendiente de hacer porque llegó la crisis y se paralizó. Para ello sería necesario que el CSIC pusiera unos 4,5 millones de euros. De hecho, el actual del I2SysBio costó 9 millones y se financió con dinero de la UE y del CSIC. Otra opción se utilicen espacios de facultades que están fuera del campus. Incluso que, coyunturalmente, se queden en una zona del edificio dedicada a la informática, en lugar ocupar un laboratorio de biología. De momento no hay respuesta. «El CSIC hizo una apuesta por Valencia con este centro puntero y ahora corremos el riesgo de que se nos vayan o no vengan los investigadores que queríamos si ven que no hay espacio en el que crecer. Además, se genera un problema de confianza que rompe una política científica. Esa cuarta planta que nos piden desalojar no está vacía porque hay ya dos grupos trabajando allí que habrá que recolocar y para el futuro estaba planificado que habría tres más. Esperemos que reconsideren esta petición», afirma.

#SinCienciaNoHayFuturo.

 

 

Los científicos ‘exiliados’ ¿diplomáticos de España en el extranjero?


Embajada española en Estados Unidos.

ROSA M. TRISTÁN

Varios miembros de la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (FECyT) han publicado un artículo en la revista Science&Diplomacy hace unos días que ha tenido una contundente respuesta en otra revista, Nature, por parte de una científica española en el exilio, que considera el contenido del primero «hechos alternativos», al estilo Trump, dado que señala que los investigadores en el extranjero son  diplomáticos españoles de la ciencia, cuando en realidad, asegura, la inmensa mayoría han tenido que dejar este país por falta de oportunidades. Por contra, una de las asociaciones aludidas en Science@Diplomacy, ECUSA, considera «muy positivo que los agentes políticos en España muestren interés por nuestras actividades». En definitiva, la polémica está servida. ECUSA es la asociación de investigadores en EEUU. Y en similares términos se ha manifestado CERFA (su equivalente en Alemania), si bien con matices.

Los siete autores del primer artículo, todos ellos personal de FECYT, afirman que el Gobierno de España se esfuerza en  «autorizar un sistema de jugadores en este juego internacional: asociaciones de investigadores españoles al exterior», de forma que los científicos españoles que trabajan en instituciones extranjeras y proyectos extranjeros, sean la «diplomacia de la ciencia» ya que muchos mantienen contactos con investigadores en nuestro país. «Con la ayuda de estas redes preexistentes de científicos, España ha podido consolidar su diplomacia de la ciencia en el país y en el extranjero, reforzar su presencia científica en países estratégicos y fomentar las oportunidades de la carrera para los investigadores españoles», señalan los autores.

Añaden que «con la reciente turbulencia económica en España, se requerían  perspectivas alternativas para implementar y aprovechar un enfoque centrado en la «circulación de cerebros»….Esta red de diplomáticos-científicos permitiría a España relacionarse con los países de acogida de los científicos españoles  y ampliaría la presencia de la ciencia en la agenda de la política exterior española». «Este enfoque combinado también contribuiría a mantener a los investigadores españoles en el extranjero involucrados en el ecosistema nacional español de ciencia e innovación, asegurando a los científicos en el extranjero un papel continuo en el desarrollo de la ciencia dentro de su país de origen» . 

Amaya Moro-Martin @ROSA M. TRISTÁN

El artículo recuerda que existen al menos 13 asociaciones de investigadores españoles en el extranjero. Pero se aboga por mejorar los canales que tienen con las instituciones, así que por ello se ha llamado a los científicos exiliados en Estados Unidos, Reino Unido y Alemania para, ya que conocen sus países anfitriones y España, asesoren a las partes interesadas. 

Una de ellas es ECUSA, que reúne a 60 investigadores españoles en Estados Unidos y que se define como totalmente apolítica y apartidista. Entre sus principales sponsors (como en CEFA) figura el Gobierno, la FECYT y la Fundación Ramón Areces. ECUSA, en un comunicado, explica que entre sus miembros hay científicos y otros profesionales de la ciencia y la tecnología emigrados por la imposibilidad de encontrar un puesto de trabajo de calidad en España. Para ECUSA es «muy válido» el reconocimiento mencionado en el artículo en Science&Diplomacy sobre el papel jugado por esta asociación en la escena científica actual porque «los científicos españoles en el extranjero debemos ser tenidos muy en cuenta a la hora de fijar las políticas científicas en España, las cuales deben, entre otras cosas, facilitar el retorno de aquellos que deseen volver y fomentar el desarrollo de colaboraciones con otros países». De ahí que feliciten a FECYT por la iniciativa. «Es el momento de aunar esfuerzos si queremos hacer de la ciencia un elemento fundamental para el desarrollo de las sociedades española y estadounidense», concluyen. El comunicado de CERFA es similar.

Pero no todos opinan igual y el mismo artículo de FECYT ha sido respondido en Nature por la astrofísica española Amaya Moro Martín, que trabaja en el Instituto Científico del Telescopio Espacial de la NASA desde que se vio obligada a dejar España: «Nunca me consideré una diplomática, así que es una sorpresa ser etiquetada como tal por el Gobierno español.  Oficialmente, los científicos emigrantes españoles como yo, obligados a abandonar España debido a las terribles circunstancias que rodean la investigación en nuestro país, no existían previamente.Nos dijeron que éramos  una «leyenda urbana.Ahora, resulta que no sólo soy real, sino que también soy parte de una estrategia política deliberada y astuta del Gobierno español para enviar a científicos extranjeros para sembrar la colaboración internacional y para fortalecer, no debilitar, la ciencia española», afirma en su respuesta.

Moro-Martín, que tuvo un contrato Ramón y Cajal y luego fue despedida, considera que es otra forma de generar «hechos alternativos», al estilo del nuevo presidente de EEUU: «El Gobierno español es un líder mundial en incorporarlos en el tejido de su política científica, ya que recorta los fondos y el apoyo…Por lo tanto, los científicos de todo el mundo deben estar en guardia y deben desafiar declaraciones engañosas que intentan ocultar la degradación política de la ciencia». La investigadora denuncia que  «España se jacta de cómo los investigadores que han sido forzados a irse son ahora parte de su esfuerzo por reforzar su presencia científica en países estratégicos».

También considera inadmisible que los políticos españoles quieran hacer creer que la ciencia que se hace fuera de España es Made in Spain y que se les quiera usar de asesores científicos en las embajadas, a miles de kilómetros de los puntos de decisión sobre la ciencia en su país de origen:  «La realidad es que el ambiente para la investigación en España es preocupante.En este mes (febrero), vimos el desmantelamiento de Abengoa Researc, el buque insignia del sector privado español de I + D, el mayor laboratorio de investigación básica en el país para las energías renovables y un líder mundial en el campo.Su cierre es sintomático: la inversión pública en I + D atrae la inversión privada y ésta no puede prosperar si la primera se arruina».

Para Martín-Moro «el tiempo para ser diplomático ha desaparecido hace tiempo», como deja claro en su respuesta.

¿Los científicos españoles en el extranjero quiere ser embajadores de la ciencia española? División de opiniones.

Científicos de Europa: «Han elegido la ignorancia»


ROSA M. TRISTÁN
Hace unos días, se daban a conocer los funestos presupuestos para 2015 que exprimen hasta dejar bajo mínimos a la investigación en España. Ahora, una carta publicada en la revista Nature, y firmada por un grupo de científicos europeos, encabezados por la astrofísica española Amaya Moro-Martín, contextualiza la debacle en nuestro país en un entorno europeo en el que la situación es igualmente preocupante. Se titula Han elegido la ignorancia (y aquí en inglés)  y en ella piden la firma de todos los ciudadanos en apoyo de la ciencia, que vive sus horas más bajas en el continente.

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Ciencia en España: cada día más vieja y más pobre


 

Manifestación por la ciencia. |ROSA M. TRISTÁN

Manifestación por la ciencia. |ROSA M. TRISTÁN

ROSA M. TRISTÁN

Ayer, una amiga expresaba su indignación porque su sobrino, una joven promesa de la Biología, cogía por la tarde un avión con destino a Suecia. Apenas unas horas antes, otra se quejaba de que su hijo, que se llevó el Premio Nacional de Jóvenes Investigadores con 14 años, lleva ya un año viviendo en Suiza, y casi no le ve…Una tercera me recomendaba ver el documental ‘En tierra extraña’ de Iciar Bollaín, porque resulta que muchos de esos guantes desparejados que aparecen oerdidos en Escocia, en Australia o en Berlín son ingenieros, químicos, licenciados en ciencias ambientales…

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Abierta la puerta al despido de cientos de investigadores públicos


infolibre

El diario digital InfoLibre, que dirige Jesús Maraña, saca hoy una noticia que creo que merece difusión. Como bien dice Begoña P. Ramirez, con tanta información sobre el aforamiento del Rey, el Gobierno ‘ha colado’ una enmienda que abre la puerta al despido de cientos de investigadores públicos en universidades y en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

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La ciencia, ‘fuera de agenda’


«Con estos presupuestos para la Ciencia estamos abocados a nuevos ‘rescates’ o aportaciones ‘extras’ antes de que acabe el año». La frase es del profesor Carlos Andradas, presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), una entidad que representa a miles de investigadores y que los últimos años hace un excelente trabajo de análisis de las inversiones que se hacen en este maltratado asunto. La dijo en una rueda de prensa, en la que por cierto no había más que una radio y ninguna cámara de televisión. Y es que la ciencia no está en la agenda.

Presentación del informe de COSCE. |ROSA M. TRISTAN

Presentación del informe de COSCE. |ROSA M. TRISTAN

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Aumenta la lista de investigadores ‘en el exilio científico’: Buceta, uno más


No hace ni un año que publicaba, en El Huffington Post, el caso de un científico español que después de buscar fondos de la UE para trabajar, y los consiguió, tuvo que ‘regalarlos’ a científicos alemanes porque en su institución se negaron a pagar su parte. Se trata del físico Javier Buceta. Pues bien, finalmente Buceta va a pasar a engrosar la abultada lista de ‘científicos emigrantes’, o exiliados, de España a falta de una política científica que le permita desarrollar su talento.

Javier Buceta.

Javier Buceta.

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España ‘desembarcada’ de un récord científico mundial


Ana Crespo, junto a sus compañeros, a bordo del Chikyu, con el cartel sobre su récord mundial.

Ana Crespo, junto a sus compañeros, a bordo del Chikyu, con el cartel sobre su récord mundial.

Eran las 19.30 horas (en Japón) del pasado 28 de diciembre cuando una expedición científica internacional anunciaba que acababa de batir el récord mundial de perforación científica en mar abierto. Apenas una semana después se superaban a sí mismos: el gigantesco taladro a bordo del buque Chikyu alcanzaba el 6 de enero los 5.023 metros de profundidad en el Océano Pacífico por debajo del nivel del mar, a unos 60 kilómetros al sureste de la costa japonesa. Y seguían perforando al ritmo de 14 metros al día.

A bordo, dos investigadoras españolas: Ana Crespo-Blanc, catedrática de la Universidad de Granada y María José Jurado, del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera del CSIC, con otros 24 científicos que  participan en el programa internacional IODP (International Ocean Discovery Program), un ambicioso proyecto que quiere descubrir nuevos datos geológicos sobre el funcionamiento de la Tierra gracias a perforaciones profundas con las que extraen muestras del interior del planeta.

La presencia de Ana y María José en el Chikyu es una gran noticia para la ciencia española. Y quería iniciar el nuevo año con un artículo cargado de positivismo, impregnado ese ‘España va a ir bien’ que estos últimos días llena editoriales, crónicas y reportajes. Pero no. La realidad es tozuda, así que cuando celebro este hito con dos españolas a bordo, una de las protagonistas pone en tierra mi euforia porque ese sueño de participar en algo grande ha sido efímero. El Gobierno español lo ha tirado por la borda.

Torre de perforación del fondo marino del buque japonés Chikyu.

Torre de perforación del fondo marino del buque japonés Chikyu.

Y es que la geóloga Ana Crespo, que además es investigadora del Centro Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC) y su compañera española son las únicas, digamos, ‘polizones científicos’, porque resulta que su país, el nuestro, no ha pagado la parte que le correspondía de cuota al programa desde 2011.

Aún a bordo, en mitad del Pacífico y con mala cobertura, me escribe que, a día de hoy, ya están fuera del programa. «Nos piden que nos internacionalicemos en Ciencias, pero esto es un desastre. Todos los países dotan a sus científicos para participar en expediciones de IODP, salvo España. Yo me he tenido que pagar hoteles y los billetes de avión. Ni siquiera lo he comentado en el barco, porqué me da vergüenza ajena, pero así está el patio. Los demás no solo van a gastos pagados, sino que tienen un complemento de sueldo, similar al que tiene todo trabajador que está de viaje, sin posibilidad de ver a familia y amigos y sin posibilidad de salir del barco 46 días seguidos».

Atardecer en el Pacífico, a bordo del Chikyu.

Atardecer en el Pacífico, a bordo del Chikyu.

Pero ¿cuánto hay que pagar por estar en el IODP?  Al parecer, desde 2009, el coste era unos 600.000 euros al año, una cantidad que debía ser renovada en octubre de 2013, cuando se acabó la fase de 10 años iniciada en 2003 por España. No sólo no se hizo, sino que desde 2011 no se aporta lo comprometido. Así que, a día de hoy, estamos fuera de un programa que acaba de batir el récord mundial de profundidad oceánica. Por cierto que el anterior lo habían conseguido en septiembre.

Pero volvamos al Integrated Oceanic Drilling Program (IODP), un proyecto que como decía basa su éxito en perforar las profundidades oceánicas gracias a unas infraestructuras que nunca podría financiar un solo país. Su ambicioso objetivo es conocer el funcionamiento geológico de la Tierra, entre otras cosas para poder un día preveer fenómenos tan destructivos como los terremotos. Para poder pagarlo, se creó el programa entre la National Science Foundation de Estados Unidos, el gobierno de Japón y un consorcio europeo (European Consortium for Ocean Research Drilling), los principales financiadores. Crespo recuerda que además están China, Corea, Australia, Nueva Zelanda, India, y Brasil, la mayoría países emergentes que no quieren perderse la oportunidad de participar.

Y destacaría que entre los europeos, hay países que también sufren una crisis económica, como Portugal o Irlanda, pero cuyos gobiernos creen que no se puede prosperar sin ciencia.

No es fácil lograr un hueco en el IODP. Primero hay que presentar propuestas de proyectos científicos que tardan 5 años o más en ser seleccionados, o no, para participar en una expedición. Los afortunados, viajarán en uno de los dos barcos del IODP con la gigantesca torre de sondeo que permite las perforaciones: el Joides Resolution o el Chikyu.

Fosa sismica Nankai

Fosa sismica Nankai

Crespo está en este último, que perfora en la fosa sísmica de Nankai, un lugar de especial interés para Japón. «Es un mega-proyecto que puede acabar en 2015 y en el que japón quiere que se instalen unos aparatos de medidas permanentes en el  fondo del sondeo para entender mejor en tiempo real lo que ocurre durante un terremoto y quizás, en un futuro lejano, poder intentar hacer alguna predicción«, me cuenta la investigadora.

Otra expedición reciente del IODP ha sido la número 347, que acabó en noviembre de 2013 en el Mar Báltico, en este caso con el buque Greatship ManishaEl objetivo en este caso era recoger muestras del fondo que den pistas sobre el clima que había en la zona hace millones. Y en noviembre acabó también la número 346, en Asia, destinada a averiguar cómo el ciclo de los monzones (que causan tantas víctimas) está siendo alterado por el cambio climático.

Fue en abril de 2013 cuando Ana Crespo se presentó como candidata a la expedición 348, a la que ha podido ir porque Europa prefería mandar científicos europeos que americanos o japoneses y ella debía ser muy buena candidata, pero es una circunstancia que es improbable que se repita porque, a fin de cuentas, quien paga va…Y España últimamente es muy mala pagadora en temas de ciencia. Eso si, dicen que este año «España va a ir muy bien».

Un histórico Pacto por la Ciencia: todos menos uno


Acto de firma del Pacto por la Ciencia. |ROSA M. TRISTÁN

Acto de firma del Pacto por la Ciencia. |ROSA M. TRISTÁN

ROSA M. TRISTÁN

Eran muchos. Tantos que ha sido una odisea conseguir una foto en el que estuvieran todos. Era la firma del primer Pacto por la Ciencia (acuerdoXlaciencia_19dic13que firman en España todos los partidos políticos, todos menos el PP y UPN. Bueno y también CiU, que asegura que lo firmará, pero en otro momento, que no le venía bien… El acto ha tenido lugar en una sala  junto al Congreso de los Diputados, muy pequeña, cedida por uno los firmantes (en concreto el PSOE) ante los problemas que les estaban poniendo desde la Mesa del Congreso (el PP), que no encontraba donde ubicar un acto que no les venía bien porque, claro, no lo apoyaban. Boicot decían muchos.

Firmas del Pacto por la Ciencia. |ROSA M. TRISTÁN

Firmas del Pacto por la Ciencia. |ROSA M. TRISTÁN

Y es que después de marearles de aquí para allá, los representantes de la Carta por la Ciencia, a saber, los rectores de todas las universidades y presidentes de sociedades científicas y jóvenes y no tan jóvenes investigadores, decidieron pedir una sala ajena al Congreso para celebrar el acto, histórico, y por ello acabaron en la biblioteca de los socialistas, que tuvieron que tapar emblemas y cartelería para no herir susceptibilidades. Como las de CiU, que se descolgó en el ùltimo momento. Dicen, informa EFE, que porque era un acto ‘politizado’. Pero ¿politizado porque se trataba de pactar políticas científicas? ¿politizado porque los partidos enviaron sus primeras espadas? ¿politizado porque fue el PSOE quien cedió el espacio que necesitaban para no estar bajo la lluvia? Los organizadores no sabían dar con la respuesta…

El primero en hablar fue el representante de la Conferencia de Rectores. «Nos congratula que la comunidad científica responda a nuestras aspiraciones. Hubiera sido deseable que estuvieran todos», declaraba en alusión a los ausentes.

Sorprendentes, y certeras, fueron las palabras del paleontólogo Juan Luis Arsuaga, Premio Príncipe de Asturias de Ciencia. «Nuestra Revolución Industrial es antigua. Desde que los Austrias nos dejaron perder industrias en favor de flamencos, la economía española va de tumbo en tumbo…Invadido hoy el mercado por una manufacturas extranjeras que no sabemos pronunciar, la situación se ha agravado en términos inquietantes. Como ante el alud invenciones aportadas, no olvidemos que somosun  país pobre, exportador de algunos  frutos, no hay que ser zahorí para vaticinar escandalosa inflación fiduciaria. El déficit crecientes de Hacienda y empréstitos abrumadores contribuyente, son signos de ruina, que  sobrevendrá si la Providencia no hace un milagro cambiando nuestra Psicología. Pero por desdicha, el principio rector del Universo no se ocupa de los imprevisores ni de los tontos».  RAMÓN Y CAJAL 1934. Nadie diría que han pasado ¡80 años!
Carlos
Carlos Andradas, presidente de la COSCE, a continuación, leyó el acuerdo por el que llevan peleando tanto tiempo, que ha sido suscrito  por miles de investigadores. El acuerdo recuerda el dato de que el gasto en I+D bajó  al 1,3% del PIB  en 2012 (una décima en tres años) y lo hará más en 2013, mientras la media UE supera 2% y camina al 3% en 2020. ¿No parece evidente que hay relación entre crecimiento económico e inversiones en investigación? Pues parece que no, porque en los presupuestos de 2014, que precisamente también se aprobaron ayer, entre recortes por aquí y por allá de los servicios públicos, se mantiene un reparto entre  subvenciones y créditos para la ciencia que camina en el sentido contrario al de este acuerdo.

Juan Luis Arsuaga, leyendo a Ramón y Cajal.|ROSA M. TRISTÁN

Juan Luis Arsuaga, leyendo a Ramón y Cajal.|ROSA M. TRISTÁN

«Recogiendo ampliamente el sentir mayoritario entre los investigadores y del colectivo Carta por la Ciencia, queremos afirmar nuestro compromiso de apuesta por investigación, en torno a cuatro puntos que apoyarán los grupos parlamentarios:

1. Planificación plurianual para recuperar en tres años los niveles de inversión pública del 2009 (o sea, la vuelta al pasado)

2. Eliminación límites tasa de reposición del empleo publico (un 10%) para incorporar nuevos recursos humanos (los jóvenes no pueden acceder)

3. Establecer compromiso plurianual para el cumplimiento de los Planes Nacionales de I+D en sus convocatorias y plazos

4. Creación Agencia de Investigación prevista en ley, para gestión de los planes estatales con criterios científicos y con autonomía, pero con control parlamentario.

Nada revolucionario, rompedor, fuera de la realidad, más bien se trata de cumplir las reglas…. Incluso se comentaba en los pasillos que es algo tan de perogrullo que se trata del primer acuerdo que firman Amaiur y UPyD en años de legislatura. El PP, por su parte,  respondería después que «no se puede poner en entredicho su compromiso con la ciencia, firmes o no firmes» (palabras de su portavoz en I+D, Alejandro Fernández). Bien, es como hablar de dragones: existe la palabra pero no lo que describe porque ¿a qué llama Fernández  ‘compromiso’?

Alfredo Pérez Rubalcaba, firmando el Pacto. |RMT

Alfredo Pérez Rubalcaba, firmando el Pacto. |RMT

Después llegaron las firmas, empezando por Alfredo Pérez Rubalcaba, Cayo Lara, Rosa Díez... Un barullo de gente en un espacio mínimo que compartían diputados, científicos (allí estaba Amable Liñán, Jesús Ávila y muchos otros) con cámaras de televisión, fotógrafos,sindicalistas y asesores, que siempre los hay. Al final, hubo que hacerse la foto en otro lugar más amplio. No se si con o sin permiso de las autoridades pertinentes y su estricto reglamento.

Carlos Andradas, Amaya Moro-Martín y muchos más que llevan meses denunciando cómo el sistema científico se está yendo al garete, estaban satisfechos. Han tardado 10 años en conseguirlo. Arsuaga, antes de abandonar el lugar, me resumió sus impresiones en pocas palabras: «No creo en la magia, no creo que la situación cambie de un día para otro pero es un avance, un paso, porque lo ha firmado todo el arco parlamentario, salvo el Gobierno, que es el que tendría que cumplirlo; pero como los demás son alternativa del Gobierno, cuando lo sean, se lo recordaremos. Y no hay que renunciar a un pacto de Estado. No se trata de politizar la ciencia, sino de sacar la ciencia de la política de los partidos». Ojalá se logre.

Las bases españolas en la Antártida, bajo mínimos


ROSA M. TRISTÁN (El Huffington Post, 27/11/ 2013)

La campaña científica que desde hace un cuarto de siglo España desarrolla en la Antártida sufrirá este año un recorte sin precedentes desde que firmara el Tratado Antártico. Por primera vez desde 1988, ningún buque oceanográfico español irá al continente blanco a llevar a los investigadores, sólo serán 18 entre las dos bases y no podrán estar más de un mes, frente a los tres y casi cuatro que se han quedado en otras temporadas.

El responsable del Comité Científico de Investigación Antártida (SCAR), el español Jerónimo López, ya ha alertado del peligro de «perder el tren» en un lugar en el que España ocupa un puesto relevante a nivel científico que ha costado mucho conseguir: entre los 10 primeros por la cantidad de sus publicaciones.

Seguir leyendo en este link: http://www.huffingtonpost.es/2013/11/27/antartida-crisis_n_4342285.html?utm_hp_ref=es-ciencia-y-tecnologia

antartida